Ya os he hablado alguna vez de mi afición por recolectar cosas: moras, higos, tomates, vainas, lo que sea y esta vez les ha tocado el turno a las manzanas. Hay un par de manzanos no muy lejos de mi casa, yo les llamo "mis" manzanos porque están en una zona boscosa pública por la que nos gusta pasear. Y digo "mis" porque creo que soy la única persona que recoge las manzanas que da, aunque tampoco me extraña porque son manzanas para sidra, de esas pequeñitas y ácidas que no apetece comer crudas, pero que son ideales para hacer postres con ellas. El año pasado hice dulce de manzana y chutney, y este año he vuelto a hacer chutney y he hecho este pastel que tantas ganas tenía de hacer.
Sagardo opil significa en esukera literalmente "pastel de manzana" y es un postre muy típico del País Vasco. Se trata de un bizcocho que lleva incorporada a la masa trozos de manzana, lo que le da un sabor y una jugosidad increíbles. Normalmente se le ponen almendras troceadas por encima, pero yo las he sustituido por nueces porque me parecía que podría quedar bien y el resultado ha sido inmejorable: al tostarse forman una costra crujiente por encima que contrasta con la ternura del interior.
"SAGAR OPIL" (PASTEL DE MANZANA)
Ingredientes:
½ kg de manzanas reinetas
200 gr de mantequilla
200 gr de azúcar moreno
200 gr de harina
4 huevos
Una cucharadita de levadura química
50 gr de nueces peladas troceadas
Preapración:
Encender el horno a 180º arriba y abajo.
Pelar y trocear en daditos las manzanas.
En un bol batir la mantequilla en pomada con el azúcar.
Añadir los huevos y mezclar bien.
Incorporar la harina y la levadura, mezclando todo con cuidado.
Preparar un molde redondo de 22cm o uno de plumcake.
Echar la mitad de la masa, encima repartir las manzanas troceadas y cubrir con el resto de la masa. Darle unos golpecitos al molde sobre la encimera para repartir bien la masa y cubrir con las nueces troceadas.
Hornear unos 45min a una hora, hasta que al pincharlo la aguja salga limpia.
Sólo deciros que hacía tiempo que no comía un bizcocho tan rico, de hecho no ha durado nada y yo me tengo que contener cada vez que paso por delante para no lanzarme a por él.
Besos