Hará cerca de 300 años, había un rey en el exilio, llamado Estanislao I. Este rey, era muy muy goloso, pero por desgracia, su dentadura no estaba por la labor de dejarle probar esas dulcerías que tanto le gustaban.
Por suerte para el rey, contaba con Nicolás Stohrer, su pastelero personal, que ideó para él un bizcocho que consistía en un brioche totalmente empapado en un perfumado almíbar.
Estanislao I quedó encantado con este postre, y lo bautizó con el nombre de Babá.
Ya en el siglo XIX, algunos de los ingredientes del postre original fueron sustituidos por otros y se le dio el nombre de Savarin debido a un autor francés de gran renombre.
Sea como sea, este delicioso postre siempre tiene forma de rosca y en su versión clásica suele empapado con ron e ir acompañado de crema chantilly, frutos rojos...
Bonita historia, ¿verdad? Pues no dejes de ver esta versión de la receta, ya que he añadido al almíbar una buena cantidad de granadina, lo que le da un sabor y un color maravillosos que me parecen muy veraniegos (de ahí el nombre de la receta)
SAVARIN DE VERANO:
- Ingredientes para el almíbar de granadina:
- 500ml de agua
- 225g azúcar
- 100ml de granadina
- Elaboración:
- Vertemos en un cazo el agua y el azúcar y calentamos a fuego medio. Cuando ésta se haya disuelto, lo dejamos un par de minutos más y retiramos.
Añadimos la granadina y removemos. Reservamos para que se enfríe.
- Ingredientes para la masa:
- 300g de harina de fuerza (13% proteína)
- 15g de levadura fresca
- 100g de huevo
- 200g de leche
- 125g de mantequilla en pomada
- 1 cucharadita de sal
- Elaboración:
- Templamos la leche y disolvemos en ella la levadura. Añadimos 4 cucharadas de la harina y mezclamos.
Dejamos reposar esta masa previa durante 20-25 minutos tapada con un paño. Cuando vuelvas a verla, verás que se ha vuelto una masa con burbujas. ¡Ahí hay vidilla!
Colocamos el accesorio de gancho a nuestra amasadora, pues no nos interesa meter aire en este tipo de masas. En el bol echamos el resto de la harina, el huevo, la sal y la masa previa. Amasamos a velocidad media hasta que veamos que todos los ingredientes se integran y que el gluten se ha empezado a desarrollar (empiezan a verse las fibras que lo forman).
En este punto, paramos la amasadora y añadimos la mantequilla en trocitos. Volvemos a amasar, a velocidad media/alta. Verás que poco a poco la masa acepta la mantequilla sin problemas.
Seguimos amasando hasta que el gluten esté totalmente desarrollado, obteniendo una masa lisa, elástica y en esta ocasión, más líquida que las masas de brioches dedicadas a ser formadas después.
Vertemos la masa en un molde previamente untado con mantequilla fundida o spray desmoldante (esta segunda opción es mucho más rápida y queda de maravilla). Yo he usado el molde Heritage de Nordic Ware.
Movemos un poco el molde para que la masa quede nivelada y se reparta bien. Esto es importante si como yo, usas un molde con aristas, ya que así ayudamos a que el dibujo quede marcado.
Dejamos reposar la masa durante 50 minutos, o hasta que veamos que ha duplicado su volumen. En la siguiente fotografía verás la apariencia de la masa y su volumen justo antes de entrar al horno.
Horneamos a 180ºC (horno precalentado) durante unos 40-45 minutos. Si durante el horneado ves que se dora antes de tiempo, puedes colocar un trozo de papel de aluminio, pero hazlo rápido, pues lo último que queremos es que nuestro Savarin se baje, ya que no crecerá igual.
Cuando esté cocido, lo sacamos del horno y aún caliente dentro del molde, empezamos a empaparlo con el almíbar, vertiendo sobre él 2/3 partes. Seguidamente desmoldamos y pincelamos el resto por toda la superficie.
¿Has visto qué color más bonito adquiere este Savarin?
Puedes acompañarlo igualmente de crema chantilly, como si se tratara de su versión clásica.
Si tienes alguna pregunta o simplemente te ha gustado la receta, no dudes en dejarme tu comentario más abajo. Además, te animo a que si la haces, compartas el resultado en redes sociales etiquetándome, así podré verlo.
Abrazos