Ayer cambié de década, dejé definitivamente los treinta y tantos para pasar a los cuarenta.....Hace años no me hubiese imaginado con cuarenta años, pero ahora que ya están aquí no se qué pensar, por un lado me da vértigo pensar en lo rápido que pasan los años y por otro lado me niego a abandonar mi juventud.
De cualquier forma es un número redondo que hay que aprender a disfrutar, los cuarenta deben ser los años de la madurez definitiva. Y espero que durante esta nueva época que llega a mi vida poder crecer en todos los aspectos. Y que este blog siga creciendo conmigo. Y para ello hay que alimentarlo de recetas, como ésta, la tarta con la que ayer soplé las velas.
Este año no estaba especialmente inspirada para hacerme la tarta, cada año supone un nuevo reto...pero cada vez es más difícil innovar y presentar una tarta que reúna varios requisitos: que sea diferente a las anteriores, que esté buena y que, además, sea bonita.
Las dos últimas con las que celebré mi cumpleaños pusieron el listón muy alto... este año ha sido algo más simple, más sencilla, pero intentando que fuese tan bonita como los anteriores.
Espero haberlo conseguido, a nosotros por lo menos nos ha gustado mucho. Y además es una tarta que puede hacer cualquiera. puesto que la decoración es sencilla y algo rústica y la completamos con flores naturales que embellecen cualquier decorado.
He visto varias versiones de la Neapolitan Cake, con todas las capas de bizcocho, con las capas de helado o tipo mousse, como la mía, ya que las tartas tipo mousse son mis preferidas. He optado por una base de bizcocho de galletas oreo que le vi a Maria José, le sigue una mousse de fresas y después una mousse de vainilla, y va cubierta de nata montada (crema de leche) coloreada en rosa.
INGREDIENTES (para un molde de 18 o 20 cm):
Para el bizcocho de galletas oreo:
125 gr. de galletas oreo
50 gr. de azúcar
50 gr. de leche
25 gr. de aceite de oliva suave
1 huevo
4 gr. de levadura química tipo Royal
Para la mousse de fresas:
150 gr. de fresas
4 hojas de gelatina
100 gr. de queso crema
40 gr. de azúcar
100 gr. de nata (crema de leche) para montar
25 gr. de crême fraîche
Para la mousse de vainilla:
250 gr. de nata (crema de leche) para montar
4 hojas de gelatina
1 cucharada de esencia de vainilla
75 gr. de azúcar glass
Para la cobertura:
250 gr. de nata (crema de leche) para montar
75 gr. de azúcar glass
Flores naturales para decorar o frutos rojos
PREPARACIÓN:
Engrasamos un molde desmontable, poniéndole papel vegetal en la base. Batimos el huevo con el azúcar, a continuación añadimos la leche y el aceite. Trituramos las galletas oreo con una batidora y añadimos a la mezcla anterior, junto con la levadura. Vertemos la mezcla en el molde e introducimos en el horno precalentado a 170º durante unos 25 minutos, o hasta que al pinchar con la brocheta ésta salga limpia. Sacamos y dejamos en el molde unos diez minutos. Sacamos y dejamos enfriar totalmente. Lavamos el molde que volveremos a usarlo para preparar la tarta.
Una vez frío el bizcocho prepararemos la primera capa de mousse. Ponemos a hidratar las hojas de gelatina en agua fría. Trituramos las fresas hasta obtener un puré. Mientras, batimos en un bol las crême fraîche, el queso, el azúcar y la nata (crema de leche), hasta obtener una mezcla con cuerpo. Sacamos las hojas de gelatina y disolvemos en un poquito, muy poco de agua caliente. Añadimos al puré de fresas. Removemos bien y añadimos con cuidado a la anterior crema con movimientos envolventes. Introducimos de nuevo en el molde engrasado el bizcocho (podéis ponerle un poco de almíbar, aunque yo no se lo puse, el bizcocho está suficientemente jugoso), añadimos la mezcla de mousse de fresas y llevamos al frigorífico durante una hora más o menos.
Preparamos entonces la capa de mousse de vainilla. Ponemos a hidratar las hojas de gelatina. Mientras montamos la nata (crema de leche), añadimos el azúcar y la vainilla cuando ya casi esté montada. Una vez montada, añadimos las hojas de gelatina hidratadas y disueltas en un poquito de agua caliente. Removemos bien hasta integrar completamente. Vertemos la mezcla sobre la capa de mousse de fresas y dejamos en el frigorífico, mejor de un día para otro. Al día siguiente desmoldamos con cuidado. Montamos la nata (crema de leche) de la cobertura bien fría, añadiendo el azúcar y un poco de colorante al final, batimos hasta que esté montada completamente. Con la ayuda de una espátula vamos cubriendo la tarta por el lateral y por la parte de arriba, sin ningún esmero, para que quede rústica. Introducimos en el frigorífico y a la hora de servir decoramos con las flores o con los frutos rojos.
Con ella os dejo todo el fin de semana, yo mientras voy a empezar a disfrutar de mis recién estrenados 40 años.