Imagínate una tarta riquísima, con una pinta excelente y con tan solo tres ingredientes. Pues aquí la tienes: jugosa por dentro, crujiente por fuera y tan fácil de hacer que hasta un niño podría hacerla.
¡Buen provecho!
INGREDIENTES:
-2 planchas de masa quebrada.
-1 piña bien madura.
-3 cucharadas de azúcar moreno.
PREPARACIÓN:
Pelar la piña, cortar en rodajas, quitarle el centro duro y cortar en trocitos muy pequeños.
Poner los trocitos de piña en una cazuela al fuego con el azúcar (no hay que añadir agua), cuando empiece a hervir tapar y bajar el fuego. Dejar cocer hasta que la piña este blanda, entonces destapar y subir el fuego al máximo hasta que evapore todo el liquido y quede totalmente seca. Extender en un plato y dejar enfriar.
Precalentar el horno a 180º C.
Forrar un molde bajo con una de las planchas de masa quebrada, pinchar el fondo con un tenedor.
Colocar en el interior los trocitos de piña completamente fría y escurrida, si hubiera soltado algo de jugo al enfriarse.
Extender la otra plancha de masa y perforar las formas que más te gusten, yo he perforado topitos con un descorazonador de manzanas.
Colocarla en el molde sobre la piña. Recortar el exceso de masa de la base, dejando 2 cm. todo alrededor. Cerrar la tarta haciendo un cordón alrededor.
Hornear hasta que este dorada. Sacar, dejar entibiar y desmoldar sobre una rejilla enfriadora.
Se puede servir tal cual o espolvorear con azúcar glase. También puedes servirla fría o templada con una bola de helado de vainilla, en esta ultima opción el resultado es soberbio.