Esta vez me ha dado tiempo y me he apuntado al Reto Dream Team Dulce de Megasilvita. Quise participar la vez anterior pero fue una época mala (mucho trabajo) y mis posibilidades de desdoblarme todavía no son posibles, pero para este mes no quería perdérmelo. Si queréis echarle un vistazo al del mes anterior y participar, no tenéis más que pinchar aquí. La verdad es que me parece una idea muy, muy buena y una gran oportunidad para el ganador de cada mes de ser conocido. Hay un nivel super alto y creo que eso es bueno para intentar superarte siempre.
Para el mes de junio, nos han propuesto hacer una tarta de piña invertida. ¡Madre mía! Aún recuerdo la que hacía mi madre con las piñas al fondo, cortadas en rodajas y que me sabía a gloria. Sin embargo, como suele ocurrir con los papeles, no tengo ni idea de dónde está la receta. Por eso, me decidí a buscar por la web, tartas invertidas. Hay cientos, de todas las formas y sabores, de melocotón, de nectarina, de albaricoques, ... Bueno, de lo que quieras imaginar. Sin embargo, yo tenía claro que la haría de piña, para recordar la que comía antaño. Y la que más me gustó de las que vi fue ésta.
Ésta es la de La cocina de Carolina, un blog que no conocía pero que me ha gustado mucho. Tiene unas fotos increibles y unas recetas estupendas. Pasaros y veréis. Yo me quedo por aquí preparándoos la receta que es de lujo y os he puesto un paso a paso de como cortar la piña por si a alguien le sirve. A mi me hubiese servido si lo hubiese encontrado. Espero que a vosotros os guste y os sirva el que yo he hecho.
UPSIDE DOWN PINEAPPLE AND GINGER CAKE
Ingredientes:
Para el bizcocho:
190 gr. mantequilla sin sal a temperatura ambiente cortada en cubitos
275 gr. azúcar caster (azúcar extrafina)
5 huevos M
300 gr. harina normal
1 1/2 cdta. levadura
2 cdtas. jengibre molido
1/2 cdta. bicarbonato
60 gr. almendra molida
250 ml. buttermilk (o 250 ml. leche entera más 4 cdtas. zumo de limón)
Para el sirope:
450 gr. piña descorazonada y cortada a laminitas finas verticales (ver tutorial)
110 gr. azúcar caster (azúcar extrafina)
375 ml. agua
20 gr. jengibre fresco pelado y cortado a laminas finas
Para decorar:
Grosellas
Helado de vainilla con virutillas de chocolate
Preparación:
Tutorial de cómo partir la piña:
En primer lugar vamos a preparar la piña. Para ello necesitaremos un cuchillo de pala ancha y que corte bien. Yo lo hice con uno de sierra y fue genial pero si tenéis otro en el que confiéis más pues usad ese.
Sobre una tabla, tendemos la piña y le cortamos la cabeza, es decir, la parte donde están todas las hojas, pero no hacedlo muy al filo, meterse un poco en la carne de la piña.
Luego, le cortamos la parte trasera de la piña, igualmente, no muy al filo.
Nos quedamos entonces con la parte central que es la que nos interesa. Ahora, partimos la piña en cuatro partes en vertical.
A cada una de las partes, le quitamos la parte central que es la más dura.
Con un cuchillo un poco más pequeño y fino, vamos pelando la piña, introduciendo el cuchillo por los bordes hasta que esté totalmente separada la cáscara de la carne. Hacedlo justo en el sitio en el que se ve que estarán las semillas para que así no tengamos que quitar ninguna.
Ponemos los trozos de piña pelados con la parte del centro sobre la tabla y empezamos a cortar tiras finas de piña por la parte más larga.
Una vez la tengamos toda cortada, ponemos a calentar el horno a 180ºC, calor arriba y abajo, y preparamos el sirope.Del sirope:
En una sartén o cacerola baja y grande, ponemos la piña. A continuación le añadimos el azúcar repartida por encima, el agua (despacio) y el jengibre. (La piña la pondremos por toda la base de la cacerola).
Llevamos a ebullición a fuego medio y cocemos durante 10 minutos o hasta que la piña esté reblandecida. (La mía tardó 12 minutos).
Con cuidado, retiramos con ayuda de una espátula, los trozos de piña y los dejamos en un plato para que se enfríen ligeramente. (El jengibre en crudo tiene un sabor muy fuerte para mi gusto así que yo lo saqué ya del sirope, aunque en la receta original lo saca un poco después. Es a gusto del consumidor).
Volvemos a poner el sirope en el fuego y cocinamos a fuego medio-alto durante unos 6-8 minutos o hasta que haya espesado un poco. (Ahora es cuando se saca y se tira el jengibre si lo habéis dejado). Reservamos.
Preparamos un molde de 20 cm de diámetro (en la receta original de 22 cm.). Con papel de horno, engrasamos con un poco de mantequilla y cubrimos el fondo del molde y cortamos una tira o dos para forrar los laterales. Ponemos la piña en círculos concéntricos, forrando la base del molde y volvamos sobre ella la mitad del sirope. (El resto lo reservamos para el final).
Del bizcocho:
En un bol grande, batimos la mantequilla y el azúcar hasta que haya blanqueado y esté cremosa, unos 8-10 minutos.
Añadimos los huevos de uno en uno, un poco batidos antes de echarlos. Mezclamos bien con la mantequilla y batimos un minuto después de cada adición.
Tamizamos la harina con el jengibre, la levadura y el bicarbonato. Añadimos la mitad a la mezcla de mantequilla y batimos a vel. lenta durante unos 4 minutos.
Cuando esté bien combinado, añadimos la almendra molida y mezclamos un poco. A continuación, añadimos la buttermilk y mezclamos a velocidad baja unos 2 minutos.
Añadimos el resto de la harina y volvemos a batir unos 4 minutos hasta que esté todo bien homogéneo.
Volcamos la mezcla con cuidado sobre el molde y alisamos la superficie con una espátula.
Metemos en el horno precalentado en la bandeja del medio, y lo dejamos una hora.
Pasado este tiempo, le ponemos un papel de aluminio por encima y lo dejamos que siga horneándose durante 15-20 minutos más, o hasta que pase la prueba del palillo.
Sacamos del horno y dejamos enfriar en el molde 10-15 minutos.
Mientras se enfría, poner el sirope en un cazo a fuego medio y llevarlo a ebullición durante 3-4 minutos que volverá a espesar un poco más.
Damos la vuelta a bizcocho con mucho cuidado sobre un plato o fuente y levantamos despacio.
Servimos el pastel con el sirope caliente por encima y decoramos con algunas bayas, en mi caso grosellas.
Si queréis hacer de este bizcocho un postre delicioso, añadir unas pequeñas bolas de helado de vainilla. Marca la diferencia.
La verdad es que para mí esta tarta ha sido todo un descubrimiento. Tiene un sabor exquisito a jengibre, delicado, y la piña le da un toque dulce y a la vez fresco. El sirope caliente por encima y el helado de vainilla son un contraste estupendo. Os la recomiendo sin ninguna duda si queréis sorprender a alguien. No os defraudará. A mí desde luego, no lo ha hecho y, aunque pueda parecer una tarta simplona, sin los lujos que pueden tener otra, tiene un encanto personal que cautivará a todos. ¿Os apetece un trocito?
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