Como nos íbamos a reunir con un montón de amigos, para la celebración del cumpleaños, la tarta tenía que ser grande. Así que apilé cinco bizcochos de calabaza, a modo de layer cake, pues la tarta tenía que dar la altura para poder hacer una jarra de cerveza gigante para veinte personas. El relleno era una swiss meringue buttercream de dulce de leche, que estaba riquísima, todo ello regado con un delicado almíbar de naranja. No os puedo decir más, ¡se me hace la boca agua! ¡una combinación perfecta!
Os diré que la sorpresa de mi marido fue enorme cuando vio la tarta que le tenía preparada. El sabor del bizcocho era tan sutil y tan bueno que nadie supo adivinar de qué estaba hecho. La calabaza le aportó jugosidad y humedad, con lo cual el resultado fue inmejorable. La tarta resultó ser un éxito y a todos nos encantó.
Los niños se peleaban por las bolitas de fondant que cubrían la tarta a modo de burbujas, imitando la espuma de la cerveza. Como había muchas, hubo para repartir a todos y quien quiso repitió varias veces, je,je,je.
En fin, este es mi pequeño homenaje a mi marido: para un gran hombre, una gran jarra de cerveza.
¡Salud! ¡Y que podamos brindar por otros muchos cumpleaños más juntos! ¡Muchas felicidades amor!Saludos
María José
¡Y no os olvidéis de poner un dulce en vuestra vida!