Hoy escribo con algo de retraso porque quería sorprenderles con una verdadera delicia. La verdad es que hacía mucho tiempo que tenía ganas de probar a hacer esta tarta, y por fin hoy lo he hecho, por eso mi demora. Es una de esas tartas que aparecen siempre cuando entramos en una pastelería y se nos van los ojos... y morimos por probar un trozo.
Tarta Sacher o Sachertorte (su nombre originario en alemán). La receta original de esta tarta es como marca registrada (abajo explico su historia), así que con las diferentes recetas que he visto improvisé un poco a mí manera. Ahí va el resultado: reconozco que tiene un poco de dificultad para los novatos, pero intentarlo porque merece la pena (si no sale a la primera, saldrá a la 2a)
Ingredientes:
200 g de mantequilla
110 g de azúcar glas (impalpable)
6 yemas de huevo (reservar las claras)
150 g de chocolate fondant derretido
6 claras de huevo
100 g de azúcar normal
150 g harina (preferentemente de repostería)
50 g de fécula de maíz (Maizena, no es por hacer publicidad pero es la única marca que conozco)
1/2 sobre de polvo para hornear (polvos Royal)
200 g aprox. de mermelada de fresa/albaricoque/frambuesa
Preparación:
1) Recomiendo preparar todos los ingredientes para que no se nos olvide nada y después empezar a preparar la tarta.
2) En un bol batimos la manteca con el azúcar glas, hasta formar una crema.
3) En un cazo con agua colocamos un bol con el chocolate fondant para derretirlo al baño maría, cuidado que no se queme. Mientras tanto, separamos las claras de las yemas.
Una recomendación para tener los huevos separados es dejarlos dentro de la cascara en un platito una vez hemos separado las claras. Un consejo importante para montar las claras a punto de nieve es que el bol donde las coloquemos debe estar bien seco (ni una gota de agua) porque sino no se montaran jamás.
4) Una vez tengamos el chocolate derretido, lo incorporaremos a la mezcla de la manteca y el azúcar glas. Cuando tengamos todo mezclado iremos incorporando las yemas de a una por vez, y batiendo toda la mezcla.
5)Una vez hayamos mezclado todo, apartamos el bol, y con una batidora haremos las claras a punto de nieve,a medida que vayan batiendo ir agregando el azúcar (normal) como si preparáramos merengue. Para saber que están listas es que al levantar la batidora se haga un pico con las claras. Cuando las tengamos listas, las incorporaremos a la mezcla anterior, mezclando con movimientos envolventes (importantísimo, para que no se nos baje el batido y el pastel quede esponjoso).
6) Mezclamos la harina, la maizena y el polvo de hornear, los tamizamos y los incorporamos de a poco en el bol de la mezcla, siempre con movimientos envolventes para no bajar el batido.
7) Enmantecamos y enharinamos un molde, si os pasa como a mí que no tenía un molde redondo grande para hacerlas, compré moldes de aluminio (esos descartables) y repartí la mezcla en dos moldes.
8) Colocar la mezcla en los moldes y al horno. El horno debe estar caliente cuando los metamos y debemos cocinarlos a 170 º C durante 30 -35 minutos (no utilicen el grill, solo horno) Y NO SE LES OCURRA ABRIR EL HORNO, mientras se cocina el pastel, porque en cuanto lo habrán se bajará y no quedará bien. Cuando haya pasado el tiempo, para saber si está cocido el pastel pinchar con un cuchillo tiene que salir completamente seco, sino hay que dejar cocinar un rato más.
9) Desmoldamos y dejamos enfriar.
Debemos hacerle un corte al pastel para rellenarlo, si ha salido muy alta pueden hacerle 2 cortes. Tener cuidado cuando lo hagáis porque al estar muy tierna se romperá la masa. Procurar que hayan pasado al menos un par de horas para que esté fría.
Separar las capas y la rellenaremos (por una sola cara) de mermelada de fresa (frutillas), la versión austriaca es con mermelada de albaricoques (damascos), pero yo preferí utilizar fresas porque quedan muy bien con el chocolate. También podrían utilizar frambuesas.
Una vez hecho esto, volvemos a juntar las tapas del pastel.
Para hacer la cobertura de chocolate:
200 g de chocolate fondant
1/2 taza de leche
1 cucharada sopera de azúcar de azúcar
Mermelada de fresa/ albaricoque/ frambuesas
1) Volveremos a colocar el chocolate a baño de maría para derretirlo. Mientras tanto, colocaremos a calentar la leche con el azúcar.
2) Una vez derretido el chocolate, agregaremos la leche con el azúcar y lo iremos mezclando. Hasta conseguir una crema de chocolate. La leche ayuda a hacer más maleable el chocolate para cubrir el pastel, y a que se endurezca más rápido.
3) Antes de echar el chocolate por encima del pastel, recomiendo que le paséis mermelada de la que hayáis utilizado (fresa, albaricoque, frambuesa...) para igualar las imperfecciones que hayan podido quedar y que quede más pareja la cobertura de chocolate. Si queréis colocarlo 5 minutos en la nevera antes de cubrirlo del chocolate será mejor para trabajar luego con el chocolate.
Simplemente cubrir el pastel con el chocolate, intentando no dejar marcas (como buenamente podáis, sé que no es fácil, y requiere algo de práctica pero intentarlo).
Colocarlo en la nevera para que se endurezca el chocolate y listo!!
Historia del Pastel Sacher:
Como he comentado al principio de la entrada, la verdadera receta de esta tarta es un secreto que guardan los dueños del Hotel Sacher de Viena, es la receta más especial de la pastelería del hotel. Así que si quieren probar la originaria lo mejor será que visiten Viena; pero mientras tanto, podemos conformarnos con ésta receta lo más parecida que hemos podido conseguir.
Curiosidad: en la pasteleria Sacher elaboran más de 360.000 unidades al año. ¡Como para robarles la receta!
La primera Tarta Sacher fue creada en 1832 por Franz Sacher, un aprendiz de cocina que consiguió sorprender al príncipe Klemens Wenzel Lothar von Metternich. Este canciller del Ímperio austro-húngaro pidió un postre especial para después de la cena con unos importantes invitados. Casualidad o causalidad, el jefe de cocina estaba enfermo y fue Sacher quien debió atender el pedido del canciller. Con tan solo 16 años, el aprendiz obtuvo un gran éxito, lo cual marcó su carrera. De ahí, procede su nombre; después de 180 años aún se conserva su nombre, ingredientes y su específica elaboración.
Como he mencionado antes, la originaria lleva mermelada de albaricoque, pero hay muchas versiones de esta magnífica tarta.
En Viena se suele servir con nata (crema de leche) y con un Mélange Vienés, que vendría a ser algo así como un café con leche muy espumada.
Espero que os haya gustado tanto como a mí! Disfrutarla.
Cualquier duda que os surja, o si necesitáis preguntar cualquier cosa, dejar un comentario. Estaré encantada de responderos.