Tradición con sabor.
Ingredientes:
1 barra de pan del día anterior
2 vasos de leche
2 sobres de café soluble
3 huevos
Aceite de oliva virgen extra
Edulcorante en polvo
Canela en polvo
Elaboración:
Cortar el pan, antes de que se seque, a rebanadas no muy finas. Podéis pedir en la panadería que os lo hagan a máquina.
Poner a calentar aceite abundante, en una sartén grande.
Mezclar la leche con el café soluble y un par de cucharaditas de edulcorante. Remover hasta que esté bien disuelto.
Batir los huevos.
Bañar las rebanadas de pan en el café con leche, en tandas de 6.
Escurrirlas presionando entre las manos, pasarlas por el huevo, dejar escurrir el exceso y freírlas.
Colocarlas sobre papel de cocina, espolvorearlas con una mezcla de edulcorante y canela y, cuando hayan soltado el aceite, pasarlas a una bandeja sobre una servilleta de papel. Se comen frías.
¡Que no falten las torrijas en estas fechas! El edulcorante aligera la receta. En este caso, he utilizado el de ágave. Si no lo encontráis, cualquier otro como la estevia, teniendo en cuenta que ésta tiene un sabor muy característico, o simplemente ¡azúcar de caña de toda la vida! Sólo hay que tener en cuenta no perder el ritmo durante la elaboración, para evitar que las torrijas se remojen o se frían demasiado. El aceite a temperatura alta constante. Una vez frías, antes de servirlas, se pueden espolvorear nuevamente sólo con el edulcorante, para darles un toquecillo final, puesto que ya habrán absorbido la mezcla de canela.