La primera impresión de esta presentación es dudosa, no se sabe bien si es dulce o salado, ¿queso con mermelada? o ¿patatas con mojo? o qué es en concreto, en eso consiste un trampantojo, en hacernos creer que estamos viendo una cosa cuando en realidad es otra. Ya habéis visto que en la cocina es muy corriente hacer este tipo de presentaciones, y a mí me encantan, hay algunas que son una verdadera maravilla y esta magia lo hace mucho más atractivo.
El plato que os traigo hoy es muy sencillo, un mojo picón de remolacha, que os aseguro es un auténtico lujo, que con la patata va genial, para empezar y no parar.
Las patatas cortadas con los cortapastas redondos de varios tamaños, con forma de queso emmenthal, quedan de lo más vistoso para cualquier plato.
INGREDIENTES: Patatas para freír. 200 gr. de pulpa de remolacha (yo he utilizado remolacha en tiras agridulce, en conserva) 150 ml de aceite de oliva AOVE, comino molido, un poco de guindilla en copos, 1 diente de ajo, sal. Si utilizáis remolacha natural, hay que poner un poco de vinagre. Le pondremos agua según la consistencia que más nos guste.
ELABORACIÓN: Pelamos y partimos las patatas en rectángulos gordos, con los cortapastas pequeños circulares, le hacemos cortes para simular el queso.
Freímos la patata en Aove, a fuego no muy fuerte para que no se dore en exceso.
En el vaso de la batidora, ponemos la remolacha y el resto de ingredientes y trituramos bien hasta que nos quede la textura de una mayonesa.
La presentación del plato es muy sencilla, ponemos la patata con este mojo, que es una locura de rico.