Las Umidoris somos cocinillas (cuando nos apetece serlo, que a veces nos ataca la vagancia y llamamos a las pizzas). Hoy os traemos una receta que lo mismo vale de plato principal como de entrante, facilita y muy vistosa.
Una receta super adaptable, ¿que eres vegetariana? pues sustituye el bacon y el jamón por frutos secos o, por qué no, un huevo de codorniz, tomates cherry, calabacín… Las combinaciones son infinitas.
Las cantidades dependerán de cuántos champiñones queráis meteros entre pecho y espalda. Nosotras, que somos de buen comer, nos hemos hecho 15 para dos.
Las espinacas que hemos usado son a la crema, congeladas y vienen muy picaditas, perfectas para rellenos. Si queréis saber que marca hemos usado, no dudéis en preguntárnoslo por privado. Por el momento no tenemos sponsors, así que no damos marcas en público hasta que no veamos maletines llenos de billetes.
*A parte de queso azul, también hemos usado rulo de cabra (sólo apto para paladares exigentes).
Lo primerísimo que vamos a hacer es limpiar los champiñones y quitarles el pie. Con una cuchara los vaciaremos un poco para que nos quepa bien de relleno.
Eso sí, nada de tirar comida a la basura, lo sobrante lo guardamos en un táper y con eso bien picadito nos podemos hacer un sofrito, una salsa o una cremita de verduras en otra receta.
Pasamos los champiñones por la sartén con una gotita de aceite para sellarlos un poco. Y los reservamos.
Picamos las nueces y las incorporamos a las espinacas, que previamente hemos salteado. Doramos también el bacon, hasta que quede crujientito y lo mezclamos todo bien y con amor.
Ahora que tenemos todo, procedemos al montaje. Nosotras os enseñamos dos formas de rellenar los champiñones, pero ahí ya entra la creatividad de cada uno.
1º Hemos puesto una base de jamón serrano a modo de cucurucho.
2º Una cucharadita de espinacas, nueces y bacon.
3º Por último coronamos con un trocito de queso azul.
1º Hemos colocado un trozo de queso de cabra en el fondo.
2º Una cucharadita de espinacas, nueces y bacon.
3º Un poco de jamón serrano en todo lo alto.
Le hemos añadido también un poco de semillas de sésamo.
Una vez que tenemos nuestra bandejita de champiñones rellenos es hora de meterlos en el horno. Los pondremos unos 5 minutos a 150 grados y otro par de minutos a gratinar. Nosotras no somos muy de dar tiempos exactos y grados, porque cada horno es un mundo, así que ir tanteando y poned a prueba vuestro ojo de máster chef.
Y aquí el resultado. Hemos de decir que aunque quede feo, nos han salido de vicio. Los hemos acompañado con unas patatas cocidas con un chorrete de aceite del bueno y pimentón, que es un básico de la gastronomía gallega que nos gusta mucho.
Os animamos a que os vengáis arriba y os preparéis unos champiñones rellenos como estos o con otros ingredientes, y si lo hacéis, contadnos que tal, o ya puestos, invitadnos a catarlos.