Si hiciéramos una encuesta sobre cuál es la comida más típica de los almuerzos de domingo, estoy convencida que ganarían dos por aplastante mayoría: la paella y el pollo asado.
La paella es un plato dominguero pero muy de madre/suegra, de ir a hacer la visita de rigor y llevarte el táper lleno. Sin embargo, el pollo asado es más bien lo contrario: estás en casa un domingo, no te apetece hacer nada en especial y sólo consigues ponerte el chándal para bajar a comprar un pollo asado con patatas que te sabe a gloria.
Hoy te voy a enseñar mi receta estrella de pollo al horno para esos domingos en los que no te apetece complicarte mucho en la cocina pero te apetece comer bien. Es tan rico y fácil de hacer que te va a sorprender.
Ingredientes:
- 4 lonchas de panceta
- 300 gramos de tomates cherry en rama
- 1 limón
- orégano
- pimentón dulce
- 700 gramos de patatas pequeñas
- romero fresco
- laurel
- ajo
- aceite de oliva
- sal y pimienta
Preparación:
1. Lava las patatas y córtalas por la mitad. Guísalas en un caldero de agua salada hasta que estén cocidas por dentro (unos 15 minutos).
2. Coloca el pollo en un bol y échale orégano, pimentón, sal, pimienta y aceite de oliva. Reparte bien para que se impregne bien todo el pollo. Pásalo a una sartén con aceite bien caliente y fríelo hasta que esté dorado.
3. Coloca el pollo en una fuente de horno y añade una loncha de bacon sobre cada pechuga. Pon también el limón cortado en cuartos y los tomates en rama. Mete en el horno en la función de grill durante unos 15 minutos.
4. Una vez las patatas están guisadas, escúrrelas bien. En una sartén, pon un poco de aceite, las hojas de romero y 2 hojas de laurel. Sobre esto, pon las patatas en una sola capa, 6 dientes de ajo sin pelar y sube el fuego al máximo. Con una tapa más pequeña que la sartén, presiona sobre las patatas hasta romperlas y aplastarlas. Déjalas hasta que se doren, remueve al cabo de 3 minutos y repite la operación. Dale vueltas para que se doren por todos lados.
5. Saca el pollo del horno y comprueba que esté hecho por dentro. Retira las patatas del fuego y pásalas a una fuente.
Fuente: este post proviene de Amor en Tokio, donde puedes consultar el contenido original.
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