A veces las cosas más simples son las más buenas. Eso es lo que pasa con este plato, que se prepara en un santiamén, es barato, sano y nutritivo y está de vicio. Y es que las legumbres nos dan mucho juego en la cocina, desde ensaladas hasta potajes y si tenemos prisa, siempre podemos tirar de los botes en las que vienen listas para prepararlas sin necesidad de remojo.
Ingredientes:
1 bote de garbanzos
1 cebolla
1 patata mediana
1 cubito de caldo de pollo
150ml de nata (crema de leche)
Pimentón dulce
Preparación:
En una sopera ponemos agua (no mucha) a hervir con el cubito de caldo. Cuando esté caliente le añadimos la patata cortada pequeña y como a los 5 minutos, los garbanzos. Lo dejamos en el fuego hasta que la patata esté hecha.
Mientras, cortamos pequeña la cebolla y la pochamos sin que llegue a dorarse. Cuando esté blandita, la añadimos a los garbanzos.
Pasamos todo por la batidora y le añadimos el pimentón y la nata (crema de leche). Volvemos a mezclar bien y ya lo tenemos listo para servir.
Notas:
Lo que veis por encima de la crema es cebolla frita. Yo la compré en la tienda sueca del IKEA, pero ahora ya se empieza a ver en otros supermercados.