Yo no soy de celebrar San Valentín, a mí es un santo que no me ha hecho nada. Nada bueno al menos. No es como San Expedito. Ése sí que es un buen santo. Las veces que me habré yo encomendado a él cuando salía en coche con mis amigas los fines de semana. "San Expedito, San Expedito, encuéntrame un buen sitito" y a las dos vueltas como mucho, aparcábamos. Y aparcar así de bien. Viernes tras viernes. En el centro de Madrid. A eso de las 21h... ¡Es o no es un milagro?
Jolín que es que es verdad, que haya sant@s que son estrellas del rock del santoral por milagritos como que se te aparezca la virgen que no hay que hacer nada... que solo hay que estar, como quien dice. Yo estaba allí, pasaba por un sitio y la virgen se me apareció, y hala, santa de primera categoría. Eso si yo quiero lo hago. Hace falta que quiera la virgen pero yo ponerme a que se me aparezca me pongo. Lo difícil es lo de San Expedito. Y como se te olvide encomendarte te acabarás volviendo a casa después de hora y media dando vueltas maldiciendo porque debías haber dejado el coche en casa. Me ha pasado.
Así que yo lo siento por San Valentín, pero haya hecho lo que haya hecho, nunca estará a la altura. Pero bueno, con todo lo que se habrá inundado Internet de mensajes de amor estos días, yo debo admitir que sería capaz de enamorarme hasta las trancas de cualquiera que me hubiera preparado esta maravilla de plato. No me habrían hecho falta velas, ni flores, ni cubiertos finolis, ni música de fondo. Me lo hubieran traído en un táper y me lo hubiese tenido que comer en el coche y habría dado igual. Amor incondicional. Pero debe de ser por lo de que San Valentín me odia (o le odio yo a él, nunca recuerdo quién odió primero a quién) que me lo he tenido que preparar yo misma para mí misma.
Lo que me lleva a pensar que igual no es una cosa tan mala lo de quererse a uno mismo un poco. Yo no me he querido mucho nunca. Así de estar enamorada. Siempre me ha parecido que tenía el culo demasiado gordo y he pasado 20 de mis 40 años tratando de taparlo con una eterna chaqueta atada a la cintura. Cuarenta grados a la sombra y un top de tirantes con el ombligo al aire pero la chaqueta en la cintura "por si refrescaba". Tampoco me gustaba mi pelo, ni liso ni rizado. De tal suerte que lo planchaba, con la plancha, la de planchar las camisas. Con la cabeza apoyada en la tabla de planchar y así-planchaba-así-así directamente sobre el pelo. No me gustaba mi piel blanca y prefería quemarme varias capas de tejido y llevar la cara como una bombilla (o like an English man in Marbella) antes que llevarla pálida pero sana y sin riesgo de potencial melanoma. Tampoco hacía ejercicio. La alergia asmática al polen que empecé a tener con 14 años tenía sus inconvenientes, pero un poco de ahogo en los meses de primavera me pareció un precio más que razonable a cambo de ser "exenta" en Educación Física.
Pero el roce hace el cariño y poco a poco uno va empezando a verse las cosas buenas y empieza a cuidar a ese cuerpo que tan bien nos sirve. El culo no lo veo ya tan mal. Entrenando el pensamiento positivo he convertido la desventaja en virtud y ahora veo que en realidad mi culo nunca fue tan grande, era un efecto óptico provocado por mi cinturita de avispa. Para compensar el daño que le hice a mi pelo en el pasado ahora le doy tratamientos con aceite de argán y queratina cada 3 meses. Espero me perdone algún día. Y deje de llenarme la cabeza de canas... Sigue sin gustarme mucho el color paliducho de mi piel, pero el autobronceador es el mejor amigo de mi cara junto con el SPF50 y los sombreros. Espero me perdone también algun día, y deje de llenarme la cara de manchas... El asma se me pasó, así que dejó de haber excusa para no hacer ejercicio. Y me enorgullece decir que no formo parte del modelo de negocio de la mayoría de los gimnasios del mundo cuyos beneficios provienen de toda la gente que se apunta y no va. Yo voy. Y lo hago porque me quiero.
Así que con todo mi autoamor, me he comprado un pedazo de atún fresco que tenía una pinta de llorar de rico y me he hecho este mejunje que no sé si es tartar o es manjar a secas. Lo que sé es lo rápido que lo he preparado y lo rico que me ha sabido. Lo he hecho así:
Ingredientes
Un pedazo de atún rojo fresco de buena calidad. No tiene que estar marrón sino rojito. Como 250 grs. Yo compré medio kg y he congelado lo que no usé.
Medio aguacate
Un tallo de cebolleta
Una cucharada sopera de aceite de sésamo
Una cucharada sopera de vinagre de arroz
2 cucharadas soperas de salsa de soja baja en sal
Pimienta negra recién molida
Semillas de sésamo negro y blanco tostado
Preparación
Mezclamos en un cuenco el aceite de sésamo, la soja y el vinagre con un poco de pimienta negra recién molida.
Cortamos en dados el aguacate y el atún, y en rodajitas la cebolleta.
Mezclamos en un cuenco el atún, el aguacate y la cebolleta y aliñamos con la mezcla del cuenco.
Espolvoreamos semillas de sésamo. Servir y degustar inmediatamente.
I am not a Valentines Day person. All those heart-shaped things around me make me nervous. Id rather bake a cake with the shape of a ceiling fan than a heart... Or better yet, Id rather fall madly in love with whomever prepared this delicious tuna dish for me. Too bad I cooked it myself. Wait, that means I love myself. Why not? It was about time to show myself some self care.
Scroll down for recipe in English
Ingredients
1/2 lb red tuna. Good quality sushi grade or the best quality you can get your hands on.
1/2 avocado
Green onion
1 tbsp sesame oil
1tbsp rice vinegar
2 tbsp soy sauce low in sodium
Freshly ground black pepper
Sesame seeds (black and white toasted)
Directions
In a small bowl mix together sesame oil, rice vinegar, soy sauce and pepper.
Dice tuna and avocado in small cubes and chop the green part of the green onion.
Mix tuna, avocado and green onion, drizzle with the oil, vinegar, soy mixture, and sprinkle with sesame seeds.
Enjoy right away.