Si hace unos años me dicen que iba a probar pescado crudo me hubiera reido muchísimo y me hubiera quedado con cara de emoticono. Pero no podemos opinar si algo nos gusta o no, sin probarlo, así que cuando Juana de La Cocina de Babel me dijo un día que probara el salmón así tal cual {porque le dije que me encantaba} me sorprendió, pero le hice caso y realmente me pareció riquísimo. Hombre, no para comerte un filete tal cual, pero sí para darme cuenta que el pescado crudo es otra opción.
Este verano decidí hacer mi propia versión del tartar de atún. Después de ver muchas recetas diferentes, terminé adaptándola a mis gustos y resultó una auténtica delicia que he hecho ya varias veces, así que no dudéis en copietearlo si tenéis oportunidad, porque no os arrepentireis.
Eso sí, tenéis que buscar una pieza de atún super fresco y lo más directo posible de la lonja. Yo tengo la suerte de tener una pescadería de confianza y que trae un atún espectacular {entre otras cosas} así que os cuento como lo hago.
Ponemos a macerar el atún {un trozo del lomo, que partimos en tres partes, unos 300g} en un bol con el zumo de un limón o lima y salsa de soja, al menos desde la noche antes.
Picamos lo más pequeño que podamos, media cebolleta, medio pepino, un tomate, una zanahoria rallada y un puñado de alcaparras. Lo mezclamos todo y añadimos el atún escurrido y super picadito, cortado a cuchillo, pero en trocitos pequeños pequeños. Mezclamos y agregamos un par de cucharadas del macerado limón-soja.
Para emplatar, troceamos también pequeño medio aguacate, hacemos con este una base dentro de un aro de emplatar y servimos encima el resto de ingredientes que tenemos mezclados.
Os puedo asegurar que la mezcla de sabores es deliciosa, y que el macerado hace que no notéis ningún sabor ni textura que os haga pensar que lo que estáis comiendo no está cocido, así que ya estáis tardando!