Una receta exquisita que tenéis que probar. Es una reinterpretación que hizo mi madre y luego yo de un plato que pedimos en un restaurante y tanto nos gustó que aquí lo tenéis. Es un primero ideal y completo que os aconsejo muchísimo y que además podéis hacerla más fácil si compráis crepes congeladas de Mercadona y la bechamel de brick. Aunque si pincháis los enlaces veis ambas recetas y de verdad que se hacen en un momento y fácilmente.
En una sartén calentamos un par de cucharadas de aceite de oliva virgen extra y le ponemos una bolsa de espinacas [la mía de Mercadona, de la que ya viene cortada y limpia] y rehogamos hasta que se poche, entonces le añadimos 300 gr de langostinos crudos, pelados y cortados en tres trocitos cada uno. Removemos hasta que cambien de color un minuto aproximadamente, entonces echamos 200 gr de salmón ahumado [o palometa] troceado y escurrido de aceite. Salpimentemos ligeramente y vertemos 2 ó 3 cucharadas soperas de bechamel, dejamos templar y ponemos el horno a precalentar a 200º. Rellenamos las crepes con el relleno simplemente enrollando, las disponemos en una fuente de horno y cubrimos de bechamel, espolvoreamos con queso rallado y gratinamos hasta que se dore, unos 15-20 min.
Para decorar la mesa he contado de nuevo con La Pajarita, esta vez he puesto uno de los manteles más bonitos que tengo en papel, de la gama Claudia en azul, combinado con otro del mismo color pero en tejido no tejido de la gama Newtex Line Me encanta el aire que le da a la mesa y este último además es personalizable, poniendo como complemento la servilleta canguro blanca tienes una mesa perfecta para cualquier ocasión.