Desde el comienzo de las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, la comida y la bebida juegan un papel muy importante en la historia. Alicia sigue a un conejo blanco hasta su madriguera y se encuentra cayendo dentro de un pozo. Sin embargo, durante la caída todavía se las arregla para coger un frasco marcado “Mermelada de Naranja” y se siente muy decepcionada cuando descubre que está vacío. Y durante la caída, no sabiendo cuándo llegará al final, su principal preocupación es si alguien se acordará de darle a Dinah, su gata, su “plato de leche a la hora del té”.
Cualquiera que haya leído a Alicia (¿y quién no?) en “Alicia en el país de las maravillas”, la obra que hace 150 años escribió el británico Lewis Carroll, seguramente habrá notado las frecuentes alusiones a la comida. Una botella con la etiqueta “Drink Me” (bébeme) tiene el sabor de “tarta de cereza, crema pastelera, piña, pavo asado, toffy y tostadas con mantequilla caliente” y hace que Alicia se encoja. Un pastel con las palabras “Eat Me” (cómeme) tiene el efecto contrario.
La preocupación de Lewis Carroll, autor de la novela, por la comida es evidente. De hecho, en 1855, a sus 23 años publicó su propio “Dining Out Made Easy” (o “Consejos para la etiqueta”) un artículo humorístico en el que satirizaba “qué se puede” y “qué no se puede” hacer en la mesa.
Por eso, cuando mi amigo virtual Alfredo de Instagram, @alfrecasanova, me comentó que el reto de este viernes (#losviernesreto) era Alicia en el País de las Maravillas me entusiasmó la idea.
¿QUÉ ES “LOSVIERNESRETO”?
En “Para este reto, Alfredo ha elegido el reloj del Conejo Blanco, que siempre llegaba tarde, para su magnífica creación. Podéis ver en las fotografías lo cuidado de la elaboración y los detalles.
Todo es totalmente comestible, excepto la cadena. Es una cheesecake de plátano y canela, cubierta de ganaché de chocolate. Viene decorada con una corona de pasta de plátano pintada, agujas de fondant, números de chocolate blanco, estrellas de azúcar y grageas de chocolate.
El Conejo Blanco también hace acto de presencia en la creación de Alfredo. Es de pasta de coco y ha perdido unos botones de chocolate blanco de su camisa. El Castillo del Tiempo, al fondo, vigilando a su representante.
El Castillo del tiempo (Time’s Castle) es el castillo donde vive el tiempo en “Alicia a través del espejo”. Dentro del castillo, la cámara del Gran Reloj guarda la Cronosfera, una esfera metálica, brillante y rotante que permite a la persona que la posee viajar el Oceáno del Tiempo hacia el pasado.
El reloj que ha creado Alfredo marca las 8 menos 5 que es la hora en la que se levanta cada día. ¿Sale nuestro Alfredo de casa diciendo lo mismo que el Conejo? Im late, Im late! For a very important date! No time to say hello, goodbye, Im late, Im late, Im late!” (¡Llego tarde, llego tarde! ¡A una cita muy importante! ¡No hay tiempo para decir ‘hola, adiós’, llego tarde, llego tarde, llego tarde! ….. a lo que no ha llegado tarde es a su reto del viernes con este magnífico homenaje.
¿Y QUIEN ES ALFREDO?
Alfredo es, además de Doctor en Farmacia, repostero en prácticas y cocinero de su casa como el mismo se autodefine. Yo diría más. Es un chef con una imaginación desbordante y una gran creatividad. Imagina el resultado y se pone manos a la obra para conseguirlo.
Su muro de Instagram, @alfrecasanova , es una verdadera “boutique” de creaciones tanto dulces como saladas. Publicaciones tanto de bagels, como platos de entrada, bocadillos, guisos, postres…. una colección de presentaciones artísticas que llaman la atención por sus cuidados diseños y sus colores.
Para que conozcáis un poco más de Alfredo, COMMEMEMUCHO le ha pedido que responda a unas preguntas:conseguirlo.
¿Por qué decidiste abrir un muro en Instagram? ¿Está dedicado a la cocina desde el principio? Pues fíjate, abrí mi cuenta de Instagram en marzo de 2018…y lo recordaré siempre porque coincidió con el mes (y casi casi con el día) en que expuse mi Tesis Doctoral. Hasta ese momento había sido un “estudiante-trabajador” con un contrato predoctoral con un salario muy bajo, por lo que el tener un móvil o una cámara buena estaba fuera de mis prioridades. Sin embargo, ese día, para celebrar mi nuevo título, mis compañeros de trabajo me regalaron un móvil nuevo con una cámara más que decente. Yo llevaba haciendo repostería y cocinando desde que terminé la carrera de farmacia (año 2012), pero mis creaciones solo eran vistas por sus destinatarios (mi familia, mis amigos más cercanos, etc.). Fue cuando me regalaron el móvil nuevo cuando me animaron a abrir una cuenta de Instagram para que la gente viera las cosas que hago. Con respecto a la segunda pregunta, sí, desde el principio sabía para qué quería abrir el perfil. Es cierto que tengo alguna foto mía a lo largo de la cuenta, y que utilizo los stories para subir fotos de mis vacaciones, mis amigos, de las cosas “extragastronómicas” que hago; pero en general he observado que mis publicaciones con más éxito son las relacionadas con los platos y postres que elaboro…así que decidí prescindir de cosas que a la gente no pudiera interesarle (aunque es cierto que a raíz de hacerme más conocido, la gente empieza a querer conocerme más profundamente, y me resulta gracioso).
¿Cómo es la persona que hay detrás del muro? Pues detrás del perfil hay un chico de 30 años que trabaja como investigador postdoctoral, cargado de tareas diarias, reuniones, artículos científicos, proyectos de investigación…es decir, un chico estresado. De hecho, mi gusto por la cocina y la repostería comenzó cuando me di cuenta de que me ayudaba a relajarme y a distraerme de todo ese lío que tengo a diario. Hay días, además, que tengo tanto trabajo que lo único diferente que hago es prepararme la comida o la cena, y por eso intento que sea un poco especial. Durante el tiempo libre que tengo me encanta rodearme de mis amigos, soy adicto a la música (de hecho, la gente que me siga en Instagram comprobará que mis publicaciones siempre van acompañadas de canciones que tengan relación con lo que presento y que me representan totalmente) y me encanta tunear mi casa siempre que puedo. Odio hacer deporte (a propósito), prefiero andar hora y media hasta llegar a una tienda donde quiero mirar algún cachivache.
¿Alguna anécdota o experiencia como “instagramero”? Bueno, esa es realmente la pregunta del millón. Es increible las experiencias que me ha permitido vivir esta aventura cibernética, desde que me hayan invitado varias veces a impartir talleres de cocina, hasta a conseguir colaboraciones con empresas fabulosas que quieren poner sus productos en mis manos y que prepare algún plato con ellos…o incluso que me reconozcan por la calle. He de decir que, ahora mismo, Instagram se ha convertido en mi segunda profesión casi, ya que tengo que dedicarle 1-2 horas diarias para cumplir con mis colaboradores, contestar todos los comentarios que me hacen (me encanta además poder responder individualmente a cada persona, ya que se han molestado en ponerme algo bonito) y, por supuesto, mirar las creaciones de mis ciberamigos chefs (como tú, Alicia), y dejarles unos comentarios a la altura de sus platos. He de decir que nunca he tenido ninguna experiencia desagradable por Instagram, creo que el mundo de la cocina en esta red social es, por el momento, un mundo bastante limpio y lleno de gente buena y respetuosa.
Nos confiesa Alfredo que su vida, al igual que las aventuras de Alicia, siempre ha estado marcada por el tiempo… y tal es así que es coleccionista de relojes. Ya tienes uno más Alfre y ¡éste lo puedes comer!