Si hay un mes en el que como más chocolate que todo el año, es febrero... y diciembre... y abril ¡jaja! y eso, hablando de postres, porque no estoy contando la bebida caliente que disfruto en las mañanas frías. La verdad es que no concibo mi vida sin chocolate -y, aclaro- sin un BUEN chocolate tan amargo como el cacao. Quienes me conocen o me leen, lo saben.
Por eso es que esta vez me di a la tarea de buscar algo más "especial" y adhoc a la fecha que se acerca, aunque para dar y darnos amor, todos los días son buenos (y necesario). Así que todos los caminos me llevaron a dos recetas: el brownie y el red velvet. Como del brownie he escrito mucho y tengo varias recetas publicadas aquí, me enfoqué en el "terciopelo rojo", pero no el tradicional, pintado con colorante, no,no,no... y menos aún esos de cajita que saben a rayos (con perdón de quienes les gustan) Y lo digo con conocimiento, pues confieso que cuando empezaba a hornear, lo hacía con esas cajas, pero casi siempre los regalaba porque no me sabían a nada de lo que la foto anunciaba.. en fin... igual puede pasar con mis fotos y recetas, ¿verdad? Pero yo siempre advierto: si están acostumbrados al golpe de azúcar en la boca y no distinguir ningún otro ingrediente, las recetas de mi blog, no son para eso.
En cambio, si gustan de encontrar texturas, sabores y aromas ¡bienvenidos! y si quieren consentir a alguien especial, aparte de ustedes, en estas fechas amorosas, seguramente lo conseguirán con esta receta.
El "red velvet" o terciopelo rojo
¿Sabían ustedes que cuando los alimentos estaban muy racionados durante la Segunda Guerra mundial, los panaderos solían usar el jugo de betabel (o remolacha) hervida para mejorar el color de sus pasteles? Yo no lo sabía, hasta que empecé a investigar sobre el origen de este pastel y, quién sabe si sea cierto... lo malo de la historia de ciertos postres o panes, es que sólo los que lo hicieron por primera vez, la saben... lo cierto es que este pastel, recibe el nombre por su característico color rojo-chocolate que logra y, por supuesto, su textura aterciopelada. Pero no puedo dejar de compartirles algunas de las posibilidades que se saben sobre su origen:
La magia del betabel...
"La información que he encontrado sobre el Red Velvet Cake es confusa. No están muy claros los orígenes de este postre cuyos inicios están fechados entre finales del siglo XIX y principios del XX. Hay quien atribuye la receta y su difusión al Hotel Waldorf Astoria, y una clienta enfadada que se dedicó a propagar la “fórmula secreta” del Red Velvet para vengarse de una factura de hotel demasiado alta. Autores como McGee indican que el color rojizo del pastel se debe a una reacción química entre el vinagre o buttermilk que suele llevar la receta, y el cacao. Otros autores señalan que durante la Segunda Guerra Mundial, debido al racionamiento de alimentos, se preparaban bizcochos con remolacha, que sería la culpable del color rojizo. Y por otro lado hay quien sostiene que el nombre de red velvet (terciopelo rojo) en realidad se debe únicamente a que se usaba red sugar (brown sugar, azúcar moreno) en su elaboración, y que el pastel nunca fue rojo, hasta que durante la Gran Depresión un fabricante de colorante alimentario con ingenio comenzó a vender paquetes de colorante rojo que incluían la receta que ahora mismo se ha hecho tan popular en EE.UU(Por supuesto, la receta incluía una gran cantidad colorante para estimular las ventas!). Ya solo quedaba que el Red Velvet Cake apareciese a finales de los 80 en la película de “Magnolias de Acero Steel Magnolias” para que este biz de terciopelo rojo se convirtiera en uno de los postres más copiados en todo el mundo". Fuente: misaborcasero.over-blog.com
¿Cuál les gusta que sea la verdadera? ¡qué importa ya! ¿verdad? Mejor vamos a la receta
La receta de la semana
Debo advertir que esta receta es de esas "ensucia cocinas"... pero de verdad, vale la pena.
¿Por qué la considero saludable? Porque es muy baja en azúcar añadida (aunque recuerda que el betabel también contiene azúcar, pero lo estamos usando entero), no tiene lácteos ni gluten; o sea, hay menos factores inflamatorios que en uno"tradicional". De todos modos, aunque sea "saludable", la regla aplica igual: SIN EXCESOS.
Sobre el betabel, que muchos temen por ser el más alto en azúcar de todos los vegetales, podemos comerlo un par de veces a la semana sin problema -a menos que su médico indique otra cosa- y obtener algunos de sus beneficios, como: bajar la presión arterial, estimular la estamina, reducir la inflamación y, por supuesto, desintoxicarnos y mantener al cáncer más lejos de nosotros. Puedes leer más aquí: 6 beneficios del betabel o remolacha, por el Dr. Mercola
Y entonces, ahora sí, ¡manos a la masa!
Red velvet muffins sin gluten y sin lácteos.
Ingredientes:
2 tazas de harina de almendra
1 1/2 cucharaditas de polvo para hornear (a nivel del mar, usa tres cucharaditas)
3/4 de taza de cacao en polvo
3/4 de taza de aceite de coco (líquido) o de aguacate
1/3 de taza de miel de maple
1 1/2 cucharadas de azúcar de coco
3 huevos
1 betabel mediano o dos pequeños, pelados (necesitas 3/4 de taza rallado o procesado*)
Cómo hacer:
Precalienta horno a 175°C y prepara charola para muffins o molde de pastel circular.
1. Coloca en el procesador el betabel rayado, el aceite y la miel. Procesa hasta que obtengas un puré muy rojo.
2. Después vierte esta mezcla en una olla y coloca a fuego bajo unos minutos, removiendo constantemente. Agrega el cacao en polvo cernido y mezcla de nuevo hasta que se integre. Tendrás una consistencia muy líquida y espesa.
3. Aparte, en un tazón, mezcla el polvo para hornear con la harina de almendras y el azúcar; agrega los huevos de uno en uno y mezcla cada que los incorpores.
4. Finalmente, agrega la mezcla del puré de betabel a la mezcla de harina y polvos. Con una espátula, mezcla hasta integrar.
5. Con una taza medidora de 1/4 o cucharón, vierte la mezcla en los moldes, hasta 3/4 partes de su capacidad (aunque no crecen tanto) y hornea por 25 minutos aproximadamente, si usaste charola de muffins (recuerda que por ser pequeños e individuales, se hornean más rápido) o hasta 30-40 minutos si usaste un sólo molde. Empieza a revisarlos a partir del minuto 20 y hasta que toques el centro y se sienta esponjoso como colchón o insertes un palillo y salga limpio, es que están listos.
6. Saca del horno y deja enfriar unos minutos antes de desmoldar para enfriar completamente.
Para decorar:
En esta receta sólo usé crema de coco y cerezas frescas.
Como saben, no soy fan de betunes o cremas por la cantidad de azúcar y grasa que contienen. Así que simpre mis opciones se reducen a:
-Crema batida de coco (de lata, sin azúcar. Refrigera una noche y al día siguiente, sin agitar, ábrela y retira la parte de arriba que se separó del agua)
-Crema de coco de lata, sólo refrigera, vacía y revuelve (será de consistencia más suave que la anterior)
-Glaseado de Stevia (Uso azúcar glass de stevia y un poco de agua, pero sólo podría hacer una capa)
O si consumes lácteos, puedes usar tu receta tradicional con queso crema o queso mascarpone.
Les deseo un feliz 14 de febrero, pero más aún, que el amor esté presente cada día de su vida. Espero que esta receta les guste tanto como a mí. Con este post participo en el reto facilisimo de postres para San Valentín. ¡Nos leemos pronto!