INGREDIENTES (2 personas)
150-160 grs de arroz integral (o blanco), 2 huevos, 4 plátanos, 1 bote de tomate entero, 2 dientes de ajo, 1 cebolleta, Albahaca y orégano, 1 cda de tomate concentrado, Sal y pimienta negra molida, Aceite de Oliva, Agua para cocer el arroz
Tiempo de preparación: 40 minutos
Tiempo de cocción: 30 minutos
Película comparada: "El padrino. Parte II" (TRAS RECETA)
El arroz integral
Dejamos reposar el arroz integral en agua fría unos 30 minutos. Ello nos ayudará a ablandarlo. NOTA: Yo he optado por usar arroz integral. Si bien lleva más tiempo de preparación y cocción (es más duro) resulta más beneficioso y saludable. Lógicamente podéis usar arroz blanco.
Echamos en una olla amplia 2 medidas y media más de agua (o caldo) que de arroz (en arroz blanco sería 2 medidas de líquido por 1 de arroz) Incorporamos el arroz y llevamos a ebullición. Lo dejamos cocinar unos 40 minutos (el blanco serían unos 20 minutos) a fuego suave con una pizca de sal. Cuando termine la cocción dejamos reposar 5 minutos.
NOTA: Podemos sofreírlo posteriormente en una sartén con aceite y un par de dientes de ajo laminados muy finamente.
Y mientras tanto...
La salsa de tomate
En una sartén ponemos a calentar 2 cucharadas de aceite de Oliva. Añadimos el ajo cortado en láminas y sofreímos ligeramente.
Incorporamos la cebolleta picada en bruonise y dejamos rehogar unos 15 minutos a fuego moderado.
Echamos el tomate concentrado o puré de tomate y mezclamos.
Momento de añadir el tomate entero con su jugo. NOTA: Añadimos un poco de azúcar si vemos que es necesario corregir la acidez. Espolvoreamos albahaca y orégano, salpimentamos y dejamos cocinar todo el conjunto unos 25-30 minutos a fuego suave.
El plátano y el huevo
Pelamos el plátano y lo cortamos por la mitad. Los enharinamos ligeramente. Calentamos una sartén con aceite y los freímos bien hasta que se doren. Sacamos a papel absorbente.
En la misma sartén freímos los huevos, salpimentamos la yema y dejamos cuajar a nuestro gusto. Preferiblemente con la yema húmeda para que se mezcle con el arroz y conseguir un sabor supremo.
Emplatamos el arroz con la salsa de tomate a un lado, los plátanos fritos a otro y coronando la cima el huevo frito. Por supuesto que cada cual lo "expone" como más le apetezca. Yo te dejo dos formas distintas para despertar tu curiosidad. ¡Que aproveche, hitchcookian@s!
Al mismo nivel con el huevo coronando el arroz y el plátano en mitades.
A modo de "torre" con el huevo a un lado y el plátano entero.
Película ideal para degustar este plato
THE GODFATHER (PART II)
("El padrino. Parte II" de Francis Ford Coppola - 1974)
La mezcolanza de ingredientes de diferentes orígenes me ha llevado a posar mi alocada mente cine-culinaria en el clásico inmortal del 74: "El Padrino. Parte II". Para muchos (entre los que me incluyo abiertamente) la mejor película de la saga, tal vez de la década, y sin duda, pieza clave de estudio para cualquier aspirante a director, guionista o actor.
Gastronómicamente hablando, todo el tridente de "El padrino" es un cúmulo de referencias a la cocina ítalo-americana: los spaghetti con albóndigas y salchichas de Clemenzza, los platos de pasta del restaurante Louis, el aceite de oliva Genco Pura que exporta legalmente Don Vito, las naranjas que dominan toda la trilogía y son augurio de una fatalidad...
Así que no podía dejar pasar la ocasión de reflejar esta obra maestra con una receta de mi cosecha. Puede parecer que al principio nada tienen que ver (esa es la gracia) pero vamos a ir hallando similitudes entre la pieza magna de Coppola y nuestro "arroz a la cubana"
En 1974, Coppola se encontraba en la cresta de la ola gracias a su adaptación de la novela homónima de Mario Puzo "El Padrino". Había sentado cátedra, había obtenido beneficios multimillonarios y había combatido el poder del "viejo Hollywood" con gran éxito de taquilla y público. Ese año es determinante en su carrera (justo en medio de "La conversación" y "Apocalypse now") porque realiza todo un prodigio narrativo: una precuela-secuela. "El padrino. Parte II" se puede entender como dos películas en una: el presente con el gobierno de Michael Corleone como patriarca y el alzamiento del joven Vito Corleone en su llegada a América.
Nuestra receta aglutina un poco ese paralelismo: por un lado tenemos el elemento cubano ejemplificado con el plátano (Michael va a la isla para llevar a cabo los negocios familiares en plena revolución) y por otro lado tenemos la salsa de tomate, que se torna en el toque sangriento que supone las andanzas de Vito en "Little Italy" para lograr ser el jefe de la mafia de Nueva York.
El presente (o sea, la historia de Michael y su gobierno) tiene además una similitud muy clara en el huevo que se eleva sobre la montaña de arroz (o sobre sus súbditos: leales y traidores) El pequeño de los Corleone termina la primera entrega asumiendo el cargo de su padre fallecido. En "Parte II" se nos cuenta su temible mandato: su acoso por el Senado, sus acuerdos en Cuba, su turbia relación matrimonial, la traición de su hermano Fredo... Algo así como que "Michael rompe el cascarón" con el que siempre estuvo protegido y se "fríe" o se "endurece" hasta convertirse en un ser hierático, cubierto de una capa de aceite caliente que le hace demoledor, hasta el punto de ordenar el ajusticiamiento de su propio hermano. El plano de Michael (un descomunal Al Pacino) observando la desoladora escena en la barca del lago es uno de los más violentos de la historia del cine por todo lo que subyace...
El pasado (o sea, la historia del primer Corleone, Vito) es todo un alarde de fotografía, narrativa, ambientación y de interpretación (con razón se llevó el Óscar el inmortal Robert De Niro). En nuestra receta encontramos el paralelismo en la salsa de tomate, que se va cocinando a fuego lento, como lo hace la ambición de Vito. Primero trabaja en un tienda de comestibles, pero poco a poco, a medida que se le van añadiendo emociones o ingredientes (orégano, sal, ajo, cebolla...) va metiendo en el mundo delictivo y comprendiendo que él debe ser "il capo di tutti cappi". Para ello debe aniquilar al soberbio extorsionador Don Fanucci.
La salsa de tomate alcanza todo su esplendor de aromas y sabor cuando Vito (en plena fiesta de barrio) le dispara y sobre todo, cuando viaja a su Sicilia natal para apuñalar a Don Ciccio, asesino de sus padres, para cobrarse una venganza familiar.
En nuestro plato se intercalan las dos vidas Corleone de "El padrino. Parte II". Plátano, huevo, arroz y salsa de tomate conforman el pequeño abanico mafioso que trata de glorificar (aún más si cabe) la obra maestra de Coppola. En nuestra mano o tenedor está mezclar todas las historias (o ingredientes) para sacar el máximo partido a las texturas, a todas las vidas que deambulan por la película.
Cine en estado puro, cocina clásica, sabores de siempre, una joya cinematográfica de obligado visionado. "El Padrino. Parte II" lo tiene todo: dramatismo, desolación, frustración, violencia, sentimiento familiar, locura, pasión... Un bocado irresistible y es que "hay una oferta que no podrás rechazar" y es este arroz a la cubana. Tú sabrás si la aceptas o no...