La receta de hoy es la que preparaba mi madre en casa cuando era pequeña, una receta de esas de toda la vida, se trata de una arroz con leche cremoso. Como casi siempre en cada casa existe una forma de prepararlo diferente. Hay quien cuece el arroz antes de añadirlo a la leche, otros le añaden mantequilla al final del proceso, también puede ser que muchos no le añadan nata (crema de leche) si no sólo leche entera y nada más. Cualquiera que sea la receta que nos hayan transmitido, la esencia es siempre la misma, conseguir una crema de arroz con leche súper cremosa, suave y dulce.
Aunque en casa siempre lo hemos tomada espolvoreado con canela en polvo, otra forma estupenda de rematar este postre en haciéndole una costra de azúcar caramelizado que se irá rompiendo a medida que lo vayamos comiendo. En cualquier caso se trata de un postre muy rico que seguro que siempre es un acierto.
RACIONES: 4
DIFICULTAD: baja
TIEMPO: 1h 30 minutos
ARROZ CON LECHE CREMOSO:
150 gr. ARROZ REDONDO
1l. LECHE ENTERA
200 ml. NATA (crema de leche)
100 gr. AZÚCAR
1 CORTEZA DE LIMÓN
1 PALITO DE CANELA
1.- En una cazuela mediana añadimos la leche, la nata (crema de leche), el arroz, el trozo de piel de limón y el palito de canela. Dejamos fuera sólo el azúcar, que añadiremos a la olla al final de la cocción.
2.- Ponemos la olla al fuego y, desde el momento en que vemos que comienza a hervir bajamos la temperatura a lo mínimo necesario para que se mantenga la cocción, a fuego muy lento.
3.- Casi sin parar de remover el arroz, lo dejamos cocer durante 1 hora o quizá un poco más. En muy importante que le quitemos la vista de encima a la cazuela ya que el arroz irá espesando y si no lo removemos se nos pegará al fondo sin remisión. Que conste que lo digo por experiencia.
4.- Cuando el arroz esté listo, es decir, que esté casi deshecho y la mezcla sea ya una crema espesa, apagamos el fuego y retiramos la piel de limón y el palito de canela. En este momento incorporamos el azúcar y removemos bien para que se integre y se disuelva.
5.- Podemos servirlo en caliente en recipientes individuales y disfrutarlo caliente espolvoreados de canela en polvo. Otra posibilidad sería servirlo en las tazas o cuencos que más nos gusten y servirlo frío. Para evitar que se forme una película dura en su superficie al enfriarse lo tapamos, en cuanto esté templado, con un papel transparente y lo guardamos en el frigo hasta el momento de consumirlo.
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