Y es que no tengo remedio, siempre tengo algo dulce en la nevera.
En este caso, os traigo el clásico arroz con leche. O más bien, el arroz con leche tal y como se ha hecho en mi casa desde siempre.
Es uno de esos postres al que le tengo un cariño especial. De esos que siempre has recordado comer de pequeña, y que más tarde escribes en tu primera libreta de apuntes de cocina.Pero me gustaría dedicar este post a mi padre, el auténtico devora-arroces-con-leche de la familia.
Le pasa un poco como a mí con las tartas de queso: si va a un restaurante lo pide de postre, si está en casa, pide a mi madre que se lo prepare, y si no lo consigue, se los compra del super :)
Sin ir más lejos, el otro día se comió un plato de arroz al horno y de postre...otra vez arroz, jajajaja.
A veces se queja de que últimamente mi madre sólo los hace cuando voy a casa, pero como mis visitas son cortas, apenas los pruebo y se los dejo todos para él ;)
Así que espero que os guste sólo una décima parte de lo que le chiflan a mi padre :)
Al ataqueeerrrr!
Ingredientes:
1 tacita de café de arroz
1 rama de canela
1 limón
20 cucharadas de azúcar
Leche
Canela en polvo
Elaboración:
En un cazo ponemos agua a hervir. Cuando hierva, le echamos la tacita de arroz y lo ponemos a fuego lento. Lo dejamos cocer unos 30 minutos. Apagamos el fuego y colamos con un colador. El agua la podeis reservar para preparar un arroz hervido. Ponemos el arroz en el mismo cazo donde lo hervimos pero sin agua, sino lleno de leche esta vez y calentamos a fuego lento. Le echamos la rama de canela, la cáscara del limón y el azúcar. Lo dejamos 15 minutos. Pasado el tiempo, le quitamos la cáscara de limón y la rama de canela, y lo repartimos en los recipientes para servir. Espolvoreamos canela sobre ellos y los metemos a la nevera para servir frios.