Un clásico entre los clásicos de la Vega Baja. Hace una semana fui a ver a la familia y mi madre, mi abuela y yo aprovechamos para hacer juntas este arroz y costra oriolano. La receta original es con pollo campero, pero en torno a Navidad es común sustituirlo por pavo o mezclar las 2 carnes. Ya veréis que en realidad es un plato fácil, pero hay que tener arte, maña y experiencia para que nos quede igual de bueno que a nuestras abuelas ;)
Que conste que NO es lo mismo que el arroz al horno, que sí lleva garbanzos, patata y otros ingredientes más.
Disculpad la calidad de las primeras fotos; no tenía la cámara a mano y tuve que conformarme con el móvil. Para 7-8 personas:
10 huevos
2 rodajas de blanco por persona (morcilla blanca)
3 trozos de longaniza roja del tamaño de medio meñique por persona (blanca también vale)
1/2 pollo campero; 2 trozos generosos de carne por persona
1 tomate fresco grande
1/2 vaso de arroz por persona (Si usamos un chato de vino como medida, 1 entero por persona)
Aceite
Colorante
Agua
SalLa preparación:
1. Mi abuela lo primero que hace es trocear el pollo campero hacha en mano. Partiremos 2 trozos generosos por persona. Tradicionalmente se dejan tal cual con piel y huesos, pero ahora es común deshuesar la carne por dos motivos: Para que no le quite espacio al arroz y al huevo, y porque a la gente le es más cómodo comérselo así.
2. Troceamos el embutido y lo freímos en un buen aceite de oliva (unas 5-6 cucharadas).
3. Sacamos el embutido de la sartén, lo reservamos y, en la sartén con ese mismo aceite que se ha quedado con todo el sabor, freímos la carne con sal.
4. Una vez la carne haya tomado color, le añadimos un tomate fresco rallado o partido para aportar sabor y color. Lo sofreímos un poco más.
5. Ahora lo pasamos todo a la cazuela de barro. (A mí me gusta ponerle un par de dientes de ajo friticos en la cazuela de barro, aunque mi abuela no lo hace) Lo cubrimos con agua y lo llevamos a ebullición a fuego vivo. Cuando rompe a hervir bajamos el fuego a medio-bajo y lo dejamos cocer durante unos 40 minutos; cuando más tiempo, más sabor. (Que no me oiga nadie, pero hay quien lo pone a hervir en la olla rápida para aligerar el proceso)
6. Cuando la carne ya esté blanda la sacamos del caldo y la deshuesamos. Como decía, antes no se hacía, depende de lo que sea costumbre en la familia. También se puede desmenuzar o dejar en pedazos. Devolvemos la carne al caldo.
7. Entonces probamos de sal y añadimos colorante. Según mi abuela, tiene que estar fuerte de sal para que no quede soso durante la cocción.
8. Comprobamos que quede suficiente agua, si no, añadimos. Entonces echamos el arroz, un vasito de chato por persona o bien medio vaso normal de agua por persona. Junto con el arroz incorporamos un poco más de la mitad del embutido frito que habíamos reservado.
9. Le damos unos 15 minutos de cocción a fuego medio-alto hasta que se consume casi toda el agua, que le quede un poquico. Apagamos el fuego.
10. Lo siguiente es batir los huevos con un poco de sal y verterlos de forma uniforme sobre el arroz y la carne. Echamos por encima lo que nos quedaba de embutido frito y horneamos durante unos 20 minutos en el horno precalentado a 200º.
¡Y listo! Se corta como una tortilla o una tarta, en cuñas de costra. Y ya en la mesa empieza el trueque: ¿Quién quiere el blanco? ¿Me lo cambias por la longaniza? ¿A quién le ha tocado la pechuguica? ¡Yo quiero más torrao! ;)
¡Buen provecho!
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