Nadie vuelve de Egipto como el que fue......
Querida Cristina:
Hoy sin remedio me viene al recuerdo mi segundo viaje a Egipto, aquel en el que quise transmitiros mis propios sentimientos, ésa pasión por el país de los faraones que quedó grabada en mi memoria tan sólo unos meses antes, cuando viajé por primera vez a aquel lugar que donde las expresiones del hombre se transformaron, quizá por primera vez, en civilización, en cultura a una de las civilizaciones más fascinantes del mundo.
Un hecho que volví a intentar en un tercer viaje con mis hijos, y que con total seguridad pude conseguír.
Un lugar mágico, único, donde hay tantas cosas maravillosas que me parece que necesitaría toda una vida para descubrir, entender y comprender Egipto con ése pasado cargado de su fascinante historia y de su milenaria civilización.
Egipto, sinónimo de pirámides, de Valles Sagrados, de tumbas llenas de misterios, de templos donde es prácticamente imposible no estremecerse; un lugar donde comprobar la nada más absoluta del desierto, pasando por la fuente inagotable de vida, el Nilo, que observa el paso de los años a través de quienes lo cruzan o navegan por él.
Así lo vivimos en las cálidas noches egipcias, bajo la luz de la luna, navegando en sus oscuras aguas donde se funden la historia y la naturaleza en su máximo apogeo, pasamos ratos maravillosos, divertidos, únicos y probablemente irrepetibles. Ni en Paris, ni en Inglaterra, ni tan siquiera el cariño y admiración que siento por tus padres desde hace más de cuatro décadas…..afianzó tanto nuestra amistad como ésos días en Kemet (Los antiguos egipcios llamaban a su país Kemet: Tierra negra.)
Aquel grupo de amigos: tu, tu hermana Susi, Jesús, Manolo, Pepe y Dolores, Pedro y yo, dejamos atrás aquel viaje donde no sólo disfrutamos de la magia de ése histórico lugar, las aventuras vividas, nuestras risas, nuestras cenas, los ratos con el 1 , incluso el baile y como no aquellas meriendas saboreando té con menta y los deliciosos pasteles árabes.
Siempre dijimos: ¡¡ tenemos que volver a Egipto !!
Y yo, hoy he vuelto, acordándome de las veces que después de aquel viaje nos reunimos, bien en tu casa o en tu finca, veces en las que siempre yo solía llevar una bandeja de pasteles, de aquellos dulces árabes, casi empalagosos, crujientes, con una amalgama de sabores que los hace únicos. Los compraba en la única pastelería (de una insigne gran superficie con nombre inglés) que en aquellos años era la única donde se podían encontrar, pasteles que nos hacía volver, gastronómicamente, a Egipto.
Como te decía...yo he vuelto, sí, sin moverme de mi cocina….preparando uno de aquellos dulces: Baklava.
A pesar de que a este dulce Baklava lo encontrábamos siempre en cualquier restaurante de Egipto; baklava, baklawa o baclava, es un pastel compuesto por delicadas capas de pasta filo, untadas con matequilla y tahine, guardan entre capa y capa los sabores de la nuez, los pistaches, la canela, diferentes frutos secos, incluso a veces cardamomo.
Hay quien considera que dentro de sus orígenes está la antigua Mesopotamia. Se cree, sin embargo, que los asirios, cerca del siglo VII a. C., fueron los primeros en colocar unas pocas capas de masa de pan junto a nueces trituradas entre esas capas, añadiendo un poco de miel y horneándolo en sus hornos de madera primitivos.
Lo que sí es seguro de que para mi, la baklava nace donde la cultura y la forma de vida se rigen por las creencias religiosas, donde los frutos de la tierra están bañados con las aguas del Nilo y con la brisa del Mediterráneo, y que parecen ser creados por el capricho de los dioses.
¡¡ Algún día volveremos a Egipto….aunque sea en Mi Cocina !!
¿Cómo los hice?
Ingredientes:
Para el relleno:
50 grms. de nueces, 50 grms. de cacahuetes, 25 grms. de pistachos, 25 grms. de almendras, 25 grms. de piñones, 5 cucharadas soperas de azúcar moreno, una cucharada pequeña de canela molida.
Para el almibar:
Una rama de canela, el zumo de un limón, medio vaso de agua, 2 clavos, un trozo de la cáscara del limón, una cucharada sopera de agua de rosas (en su defecto agua de azahar), medio vaso de azúcar blanca.
4 láminas de pasta filo y 75 grms. de mantequilla.
Para adornar: uvas pasas, piñones y pistachos molidos.
Los pasos a seguir:
Precalentar el horno a 180º C
Mientras, en un cuenco echar las almendras, los cacahuetes, los pistachos y las nueces picadas lo más fino posible.
Añadir los piñones enteros, el azúcar moreno y la canela molida mezclando bien a fin de que queden totalmente integrados todos los ingredientes.
Untar un molde, cuadrado a ser posible, con mantequilla.
Colocar dentro del molde dos láminas de pasta filo untadas con mantequilla previamente derretida.
Echar una capa de la mezcla de frutos secos ya preparada. Pintar otra lámina de pasta filo, colocarla encima de los frutos secos y nuevamente echar otra capa de frutos secos.
Por último colocar la última lámina de pasta filo y pintar con la mantequilla derretida.
(En éste momento se aconseja meter en el frigorífico a fin de que cuaje la mantequilla y posteriormente cortar las láminas en forma de cuadrado o de rombos. Esto último lo omití al hacerlo sólo con tan poco volumen. Igualmente hay que cortar los bordes de la pasta filo….yo lo dejé a fin de que sirvieran como motivo no sólo estético, sino también para dejarle un toque crujiente al pastel).
Introducir el pastel en el horno dejándolo hacer durante unos diez minutos aproximadamente.
Durante ése tiempo, preparar el almibar, para ello echar en una cacerolita el agua, el azúcar, los clavos, la rama de canela, la piel de limón y el zumo. Llevar a ebullición, a fuego lento durante cinco minutos.
Colar y reservar el almibar.
Una vez sacado el pastel del horno, echar el almibar por encima de toda la superficie de la baklava, dejándolo enfriar a temperatura ambiente.
Añadir pistachos molidos, las uvas pasas y los piñones.
Un pastel que me hace volver a Egipto despertando en cada bocado mis recuerdos de aquellos viajes y al mismo tiempo creando en mi cocina una atmósfera embriagante junto con infusiones de te con menta y olor a café recién hecho.
Sabores y aromas dignos de faraones.