Y diréis vosotros, pues vaya, qué positiva se ha levantado hoy la chica, qué le habrá pasado para empezar así una entrada en un blog de cocina. Si os soy sincera, nada en particular, y muchas cosas en general. Es más una sensación, que una experiencia concreta. A lo mejor es que la que está fatal, para atar y tirar al mar, soy yo, pero últimamente vivo con la eterna sensación de que:
1. El mundo no me comprende, y
2. Yo no comprendo al mundo.
Un rollo recíproco ¿sabéis?
Entras en cualquier supermercado, o en el banco, o en correos, ya no digo nada si entras al ayuntamiento, de cualquiera de nuestras ciudades. Gente que entra y que sale, a su bola. Gente enervada, enfadada, con la yugular hinchada... Gente a la que no le preocupa pisar a quien sea con tal de salir ganando...
Lo peor, gente que no conversa {érase un hombre a un móvil pegado}, gente que no sonríe, gente que no es gente. No me gusta. No es el mundo que quiero para mis hijos.
Así que, yo, voy a seguir a mi rollo, como una chiflada. Voy a seguir sonriendo, charlando con la cajera del supermercado, andando bajo la lluvia sin paraguas, diciendo por favor y gracias...
Y después de esta perorata, porque no sólo de filosofía vive el hombre, os traigo una merienda o desayuno saca-sonrisas. Porque el mundo necesita más de esto y menos aceite de hígado de bacalao. Espero que lo disfrutéis, y que me dejéis una sonrisa.
Batido de fresas con naranja {sanguina}
Ingredientes (para 2 batidos):
100 ml de zumo de naranja {sanguina}.
100 g de fresas maduras.
1 yogur natural.
25 g azúcar.
Preparación:1. Poner todos los ingredientes en el vaso de la batidora. Triturar hasta que esté todo bien integrado.
2. Decorar con unas cucharadas de yogur griego (para que sea un poco más espeso), nata montada (crema de leche), virutas de chocolate. Dejad volar la imaginación, todo depende de la ocasión. Yo simplemente le añadí yogur para no subir demasiado las calorías.