¡Hagamos pan!
A veces creemos que hacer pan es más difícil que un postre y, honestamente, en lo personal, resulta mucho más fácil de lo que imagino. Claro, no se compara con los resultados que un panadero profesional logra, pero para hacerlos con nuestros recursos y falta de expertiz, no nos podemos quejar.
He probado ya varias recetas y cada vez me enamora más la panadería. Quizá lo único por lo que luego le saco la vuelta es por el tiempo que se lleva entre amasado-leudado y lo rápido en que desaparece de la cocina, una vez terminado. Pero pues de eso se trata: de disfrutar junto a los que queremos de un buen momento y un buen pan.
Y para que se animen a probar, hoy les quiero compartir una receta de las más sencillas, porque al final, es una mezcla entre pan y bizcocho, además de sabroso. Yo creo que en México, los bisquets nos encantan y puede ser una buena oportunidad para acercarse a la panadería, ya que no requiere de tanto tiempo de amasado ni de mucha técnica. Y como en todo, el chiste es hacerla varias veces, hasta que encontrar nuestro estilo y punto de sabor. ¿Se animan?
La receta
Bisquets caseros
(para 12 piezas o un poco más)
500 gr de harina (yo uso mitad integral y mitad blanca, ambas orgánicas)
75 gramos de azúcar (yo uso mascabado o de coco o de piloncillo)
7 gramos de sal de mar molida
2 gramos de levadura en polvo
10 gramos de polvo para hornear
175 gramos de mantequilla fría, en trozos pequeños
2 huevos
200 ml de leche
Cómo hacer:
Cernir harina, azúcar, sal, levadura y polvo en un tazón.
Agregar la mantequilla en trozos y desintegrarlos con la yema de los dedos, para que se incorporen a la harina, hasta formar una mezcla arenosa.
Aparte, batir los huevos con la leche e incorporar a la mezcla anterior de harina con mantequilla, pero ¡ojo! no vamos a batir, sino a integrar de forma envolvente, con una espátula, hasta obtener una masa firme, pero con textura suave (ni modo, aquí toca hacer un poco de brazo).
Formar una bola, envolver en plástico y refrigerar por lo menos, media hora.
Una vez refrigerada y fría, enharinamos una mesa donde extendemos la masa con un rodillo (también hay que poner un poco de harina sobre la masa y el rodillo. La otra opción es usar un papel film para extenderla) hasta que tenga un grosor de 1 o 2 centímetros.
Cortamos círculos con un molde de 7 cm de diámento que colocamos en la charola preparada para hornear, cuidando que queden un poco separados.
Una vez cortados y acomodados los bisquets en la charola, les marcamos el centro con un cortador de 2 cms de diámetro (que quede bien marcado). Barnizamos con un poco de huevo batido y los dejamos reposar por al menos 20 minutos (si es más no les pasa nada, el chiste es dejarlos que crezcan un poco más)
Precalentamos horno a 170°C y cuando ya hayan levado un poco, los horneamos por 12-15 minutos, hasta que veamos las orillas doradas ligeramente.
Retiramos del horno y dejamos enfriar, de preferencia sobre una rejilla.
¿No es tan complicado, verdad?
Fíjense que esta receta me recordó mucho a la de los scones que se les parece un poco. También son de mis panecillos consentidos y de ese, sí tengo un video que puede ser más explícito. Se los dejo por si lo quieren ver y se animan también a prepararlos. Les aseguro que ambos son una de-li-cia.
Si los hacen, me cuentan cómo les fue y, si no, pues no se queden con el antojo y vayan a comprar aunque sea uno, en lo que sale el valor de hornear pan en casa (pero sólo uno)
Nos leemos pronto, mientras tanto: cuídense, amen mucho y disfruten. ¡Que tengan un gran fin de semana!