Vengo con aires otoñales con este bizcocho de almendra y coco sin harina, sin gluten y paleo. La blosgosfera se ha teñido de marrón y se palpa en el ambiente. Los bizcochos y cremas ya empiezan a asomarse y yo parece que soy la única que no está entusiasmada con la llegado del otoño. No entiendo tanto entusiasmo... jeje. Como he dicho muchas veces adoro el verano y lo que ello implica y no acabo de verle la gracia a tener que ir poniéndome capas porque por la mañana hace un temperatura y a medio día otra, a ver el mar y no poder bañarme, a que los días sean más cortos, a que los árboles se queden sin hojas... Otoño, te perdonaré que las tardes sean más cortas si a cambio me traes mucho momentos de alegría.
Sin embargo he de confesar que un bizcocho de almendra y coco como éste calman al duende del verano que hay en mi y de repente recuerdo que los árboles desde mi ventana siempre son verdes porque los naranjos siempre están preciosos. De repente recuerdo que los paseos por el mar en otoño también tienen su encanto. Y de repente recuerdo que el otoño también, por necesidad traerá, un montón de cosas nuevas y bonitas. Y por supuesto como ya apetece encender el horno pues podemos disfrutar un buen trozo de bizcocho con nuestro té favorito. Os dejo la receta y... ¡Bienvenido otoño!
INGREDIENTES
(molde de 23 cm)
180 gr. de almendra molida
60 gr. de coco rallado
225 gr. de azúcar
1 puñado de almendra fileteada
cucharadita se sal
4 huevos
1 1/2 de vainilla en pasta
90 gr. de aceite de girasol
azúcar glas para espolvorear (opcional)
ELABORACIÓN
Precalentamos el horno a 180º. Engrasamos el molde y forramos la superficie del mismo con papel sulfurizado.
En un bol mezclamos la almendra, el coco, el azúcar y la sal.
En otro bol batimos los huevos junto con el aceite y la pasta de vainilla. A continuación incorporamos la mezcla a los ingredientes sólidos y movemos bien.
Vertemos la mezcla en el molde que hemos preparado y repartimos la almendra fileteada por encima. Horneamos durante unos 35 - 40 minutos.
Dejamos enfriar sobre una rejilla. Una vez frío podemos espolvorear con azúcar glas.
¡Feliz otoñó!