Tenía ganas de probar a ver si me salía un bizcocho sin harina que no fuese de chocolate, como este bizcocho de chocolate sin harina que sólo lleva dos ingredientes (¡¡sí, dos!!), y tampoco quería utilizar maicena... Quizá fui un poco influida por la moda keto y la condena a los carbohidratos de la operación bikini, el caso es que me propuse hacer un bizcocho rico, jugoso y que no me hiciera sentir tan culpable (aunque siento poca/ninguna culpa con los dulces jajaja)...
Y la verdad es que el resultado merece mucho la pena: es tierno, es jugoso (se mantiene así varios días) y el sabor es suave. Además, el zumo que lleva no tiene porqué ser de mango como el que yo le puse, podemos jugar con ello y poner zumo de naranja, de limón, de manzana... eso ya va en gustos y en lo que tengamos en la cocina... Así que vamos con ello!
Ingredientes (para un molde de 18 cm):
- 3 huevos M
- 150 gramos de azúcar blanco
- 50 ml de zumo de mango (o el que tengamos por casa)
- 200 gramos de almendra molida (o harina de almendra)
- 1 cucharadita y media de levadura química en polvo
Elaboración:
1. Empezamos precalentando el horno a 180º C y preparando un molde de 18 cm de diámetro. Puede ser desmontable o no, el caso es que le pongamos papel sulfurizado/vegetal para poder desmoldarlo después.
2. Separamos las claras de las yemas. Montamos las yemas con una pizca de sal a punto de nieve y reservamos.
3. En un bol, mezclamos las yemas con el resto de ingredientes, da igual el orden: azúcar, zumo, almendras molidas y levadura, y mezclamos bien con unas varillas manuales.
4. Finalmente, agregamos las claras montadas. Primero una porción, para igualar texturas, mezclándolo con ayuda de una espátula y movimientos envolventes, y después el resto de las claras.
5. Vertemos la masa en el molde y metemos al horno unos 45 minutos, hasta que veáis la superficie morenita (como en la foto). Podéis pinchar con un palillo para comprobar que está hecho.
6. Sacamos del horno y dejamos enfriar un poco a temperatura ambiente antes de desmoldarlo. Se puede conservar a temperatura ambiente, dentro de un recipiente hermético o una campana de cristal.