Los domingos por la tarde, en casa, se nos hacen imprescindibles los dulces.
No tengo un gran repertorio de recetas habituales porque con los de fruta natural con crema o nata (crema de leche) siempre utilizo la misma receta de bizcocho. Y lo mismo me ocurre con las magdalenas, la tarta de queso fresco, o la New York cheesecake con base de galletas. La de chocolate con avellanas, o la de lima. Solo con una receta de cada me sobra y me basta.
Este año hemos tenido una cosecha enorme de limones y he buscado mil y una manera de poder emplearlos. Ya estoy pensando en la cantidad de limonadas que voy a poder hacer este verano, pero mientras tanto, aliño ensaladas y pescados, hago tisanas, sal de limón, y por supuesto cremas como el lemon curd que publique hace poco. Me gustaría encontrar alguna receta de galletas de limón. Ahora mismo en eso estoy...
Mientras tanto vi esta de bizcocho de limón con glasa y es tan facilita que me animé enseguida a hacerla.
Por mi cuenta batí las claras a punto de nieve, porque me pareció que podría quedar mejor, y rectifiqué la cantidad de azúcar de la glasa. Así a bote pronto me pareció que en la receta original empleaban demasiada cantidad de azúcar. No ha resultado muy blanca pero creo que está mucho más equilibrada.
También confité unas rodajas de limón como acompañamiento. Para ello usé la receta de Ruqui del blog Cocina Sana y Fácil, y voilà, un bizcocho para chuparse los dedos.
Para hacerlo vamos a necesitar:
200 g de azúcar glass
120 g de mantequilla derretida
Ralladura de un limón mediano
3 huevos (L)
150 de harina
80 ml de zumo de limón colado
Una cucharadita rasa de levadura Royal
Sal
Para la cobertura
100 ml de jugo de limón colado
150 de azúcar glass
Si la queréis más blanca, o más dulce, simplemente hay que aumentar la cantidad de azúcar.
- Moler con un molinillo el azúcar hasta que resulte un polvo fino.
- Derretir la mantequilla
- Rallar la piel del limón.
- Hacer el jugo de limón.
- Mezclar en un bol la mantequilla con el azúcar no hace falta batir mucho, aquí no es necesario que blanquee.
- Separar las yemas de las claras y añadir al bol. Batir la crema ligeramente para que se mezclen todos los productos. Verter el jugo y la ralladura de limón y mezclar de nuevo.
- Tamizar la harina junto con la levadura. Añadir al bol y mezclar hasta obtener una crema espesa.
- Batir las claras a punto de nieve con una chispita de sal y unas gotas de limón. (He usado la Thermomix).
- Añadir las claras a la masa y mezclar con una espátula de manera envolvente. No hay que hacerlo durante mucho tiempo, solo hasta que las claras se integren ligeramente en la masa.
- Pre calentar el horno a 170º (con aire)
- Forrar un molde para cake con papel para horno. Si no tenéis untar el molde con mantequilla.
- Volcar la masa en él y cocer al horno 30/40 minutos.
- Desmoldar en una rejilla, boca abajo, para que se enfríe.
La glasa:
- Mezclar el azúcar glass con el zumo de limón colado. Pasar por un colador fino (no es que sea necesario si no hay grumos ni partículas de azúcar, pero por si acaso) Cuando el bizcocho esté frío, napar por encima con la glasa de limón.
Yo lo he hecho en dos tandas, con cinco minutos de intervalo, porque al estar la cobertura un poco líquida se resbalaba.
Como os he dicho en la introducción, si queréis una glasa más blanca y más gruesa solo hay que aumentar la cantidad de azúcar.
Limón confitado:
- Lavar los limones con un cepillo para quitar los restos de cualquier producto que llevaran. Enjuagar y secar bien.
- Cortar a rodajas lo más finas posible.
- Poner en un cazo 100 ml de agua con 5 cucharadas de azúcar (Cantidad que debéis aumentar proporcionalmente dependiendo de las naranjas que vayáis a utilizar). Remover para que el azúcar se disuelva
- Llevar al fuego y dejar hervir dos o tres minutos. Introducir las rodajas de limón (o naranja) de una en una para que se vayan bañando en el líquido.
- Dejar cocer, a fuego lento, hasta que se forme un almíbar espeso y las rodajas de limón se vean brillantes.
- Una vez confitadas, poner sobre una rejilla para que escurran el almíbar y no se peguen unas a otras.
Se pueden guardar tapadas en el frigorífico o congelar para posteriores preparaciones.
Mis primeras prácticas con el confitado de cítricos:
Aquí descubrí que las naranjas para zumo no son las más adecuadas para esta preparación (mejor las de mesa). Al hervir pierden todo el líquído y se quedan en nada. El almíbar resultante sirve para endulzar postres, te, o para comer sobre pan con mantequilla.
También nos pueden servir para hacer pan. Aquí tenéis uno con naranja y pasas ideal para desayunar o merendar. También se pueden confitar las peladuras de naranja solas, sin la pulpa ni la parte blanca que siempre tiende a amargar un poco.