Es como un mantra que se repite una y otra vez siempre que exprimimos naranjas para hacer un zumo para alguien. Decimos: Tómatelo pronto, ahora que está recién exprimido, porque si no pierde todas las vitaminas. Es una leyenda pseudogastronómica que ha pasado de generación en generación. Se lo oímos decir a nuestras abuelas, a nuestras madres y a nosotras se nos ha escapado alguna que otra vez, pero es totalmente falso que la vitamina C se volatilice como por arte de magia si no engullimos el zumo cuando el exprimidor todavía está dando vueltas. La Revista Española de Nutrición Humana y Dietética publicó en su día que la vitamina C se conserva perfectamente en el zumo hasta 12 horas, aunque el sabor puede volverse más amargo. Dicho en otras palabras: que no hay prisa y que cuando se nos vaya a escapar la frase de marras (Tómatelo pronto…) es mejor que nos mordamos la lengua. Y hablando de morder, aquí os dejamos este bizcocho de naranja que podréis degustar pausadamente porque os aseguramos que las vitaminas no se escaparan; en primer lugar porque lo dice la Ciencia y en segundo lugar porque en pocas horas no quedarán ni las migajas.
RECETA
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INGREDIENTES
210 g de harina.
1 cucharada sopera de levadura.
Un pellizco de sal.
110 g de mantequilla a temperatura ambiente.
220 g de azúcar.
La piel rallada de una naranja.
3 huevos.
75 ml de leche.
50 ml de zumo de naranja.
Una cucharadita de extracto de vainilla.
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PREPARACIÓN
Precalentar el horno a 180 º.
Tamizar la harina, la levadura y la sal.
Batir la mantequilla y el azúcar con unas barillas.
Cuando esté bien mezclado añadir la piel de la naranja, el extracto de vainilla y los huevos uno a uno.
Añadir la mezcla de harina y levadura poco a poco.
Cuando esté bien mezclado añadir la leche, el zumo de naranja y el yogurt y seguir mezclando
Echar la preparación en un molde de plumcake untado de mantequilla y hornear durante 25 minutos aproximadamente. Comprobar pinchando con una brocheta si está bien hecho.