Estamos casi a mitad de semana y toca llevar algo al cole.
Se me estaban poniendo feos unos plátanos, que tenían toda la pinta de ser sacrificados y andaba por la despensa un bote de leche condensada que me miraba malamente, así que he pensado "y si los mezclamos". Y dicho y hecho, mezclados están en un fantástico bizcocho, que he preparado esta vez en porciones individuales y al que he querido dar un toque especial, adornando con nueces caramelizadas.
En fin, que de dieta no es, vamos, pero bueno está un rato, A ver que piensan mis compañeros mañana.
INGREDIENTES:
PARA EL ADORNO:
Un puñado de nueces.
100 gr de agua.
100 gr de azúcar.
Aceite para freír
PARA EL BIZCOCHO:
3 huevos.
300 gr de leche condensada.
1 yogur griego.
1 medida de yogur de aceite de girasol.
3 medidas de yogur de harina.
1 sobre de levadura royal.
2 plátanos maduros.
PARA LA GLASA:
1 clara de huevo.
150 gr de azúcar glass.
1 cucharadita de zumo de limón.
PREPARACIÓN:
Preparamos primero las nueces. Hacemos un caramelo poniendo a cocer el agua y el azúcar. Cuando arranque a hervir echamos las nueces peladas y removemos constantemente hasta que el caramelo se vuelva dorado. Sacamos las nueces con una espumadera y las ponemos sobre papel vegetal.
Calentamos aceite y cuando las nueces estén frías y las podamos manipular, las separamos del caramelo que tendrán pegado y las echamos en la sartén unos segundos, pocos, y sacamos y ponemos de nuevo sobre papel vegetal. Reservamos.
Hacemos la masa del bizcocho. Ponemos la mariposa y echamos la leche condensada y los huevos y programamos 6 minutos, 37º, velocidad 3 ½.
Añadimos el yogur, la medida de aceite y los plátanos y mezclamos 20 segundos a velocidad 4. Comprobamos que los plátanos están bien triturados.
Añadimos la harina y la levadura y mezclamos 20 segundos a velocidad 3 ½.
Vertemos sobre el molde elegido. Yo he usado un molde de silicona que viene en porciones, por lo que horneamos a 180º unos 20-25 minutos. Si usamos un molde convencional, tendréis que hornearlo más tiempo, unos 30-40 minutos. Para saber si está hecho, usad la prueba del palillo.
Dejamos enfriar sobre una rejilla, mientras preparamos la glasa, batiendo con unas varillas la clara de huevo hasta que espume y añadiendo el azúcar glass y el limón. Debe quedar una crema espesa y blanca.
Pintamos los bizcochitos con la glasa y colocamos de inmediato un trozo de nuez caramelizada encima.
Preparamos con el agua y el azúcar un caramelo, cuando hierva, echamos las nueces.
Sin parar de remover, cuando veamos que se dora un poco, sacamos las nueces con cuidado.
Las ponemos en papel vegetal y dejamos que se enfríen, Cuando las podáis tocar (cuidado que quema mucho), separáis las nueces de los trozos de caramelo y las freís unos segundos (poco que se queman enseguida).
Veis, ya están fritas, si se dejan mucho se ponen oscuras. Las reservamos.
Ahora vamos con el bizcocho, ponemos la mariposa y batimos la leche condensada con los huevos.
Agregamos el yogur y con esa medida echamos uno de aceite. Troceamos los plátanos y lo batimos todo.
Comprobamos que los plátanos están bien triturados y añadimos la harina y la levadura.
Vertemos la mezcla en el molde, yo he usado este, que viene en porciones. Echamos hasta la mitad y horneamos unos 20-25 minutos.Si usais un molde normal, habrá que hornearlo más tiempo, unos 40 minutos.
Vamos con la glasa, batimos la clara hasta que espume.
Añadimos el azúcar glass y el zumo de limón y removemos bien hasta que nos quede una ceema blanca, espesa y sin grumos.
Una vez horneados y fríos los bizcochitos, los pintamos con la glasa y le ponemos un trozo de nuez caramelizada encima.
¡Listo! Esta manera de presentarlos está muy bien para que cada persona tenga su porción individual.
Tiene mucho sabor a plátano, es dulce, jugoso y el crujiente de la nuez le da un punto riquísimo.
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