1 calabacín
5 lonchas de queso para fundir
2 huevos
Pan rallado
Sal
Lavamos muy bien el calabacín y lo cortamos en rodajas finas, de medio centímetro más o menos. Cortamos las lonchas de queso en trozos que no se salgan de las rodajas, y colocamos un trozo entre cada dos. Rebozamos en huevo y pan rallado y lo freímos en aceite muy caliente. Cuando estén doraditos los colocamos en una fuente con papel secante para absorber el aceite sobrante. Una forma diferente de comer verdura.