Que soy la loca de los cacharros lo sabe todo el mundo. Y que tengo más de los que necesito también.
Hace un montón de años, yo creo que unos 10, salió al mercado un robot de cocina que se vendía como el no va mas de la cocina. Era La Cocinera Breadman. La verdad es que por aquel entonces me resultó muy útil, panes, bizcochos, guisos...hacía muchas cosas con ella y le saqué buen partido. Después llegaron otros robots a mi vida y la arrinconé a la pobre.. Pero el otro día me dio por rescatarla, a ver si seguía funcionando o le daba ya la jubilación definitiva y para probar hice un brioche.
Bueno, ¡un pedazo de brioche! Por las fotos lo podéis ver, pero es que además de enorme quedó super tierno y delicioso de sabor, ¡para comerselo a palo seco!
Igual algun@ de los que me leéis tenéis esta maquinita, o quizá una panificadora, da igual, porque podéis hacerlo en el programa del pan que amasa, leva y hornea. Probad y me contais.
La receta es del libro de La Cocinera, con algunas variaciones, os aseguro que salió perfecto.
INGREDIENTES:
2 huevos
160 ml de leche ( yo la puse de almendras)
40 gr de mantequilla (yo usé de soja)
330 gr de harina de fuerza
50 gr de azúcar
1 sobrecito de levadura liofilizada, la que viene en gránulos (5 gr)
1 cucharadita de agua de azahar (o de zumo de naranja, anís..)
2 cucharadas soperas de miel
PREPARACIÓN:
Ponemos en la cubeta la leche, los huevos, la mantequilla, el agua de azahar, la miel y encima de esto, la harina, el azúcar y en una esquinita la levadura.
Ponemos el programa 3, en mi caso es el programa que amasa, leva y hornea, Dura tres horas, pero no hay que estar pendiente de nada mas y al acabar tenemos el brioche listo.
Esta es La Cocinera, la foto es de la web, la mia está más currada
Ponemos los ingredientes líquidos abajo.
Y encima la harina, azúcar y levadura. Dejamos que la maquinita trabaje.
Y al cabo de tres horas tenemos esta maravilla. Fijaros que altura.
Y de sabor buenísimo, con un punto dulce sin pasarse, ideal para desayunos y meriendas. O para comerselo así, sin nada.
Y con una miga, madre mia, ¡super esponjosa!