Esta nueva receta que os traigo hoy combina dos de mis comidas preferidas. Por un lado el eterno y dulce chocolate y por otro, el amargo y potente café. Se trata de dos ingredientes que, al unirse en una misma elaboración, consiguen convertirse en este maravilloso brownie de chocolate y café.
Soy una apasionada del café y siempre estoy indagando para probar nuevos sabores. Debo admitir que tengo complejo de barista, porque en casa únicamente uso cafeteras profesionales. Es más, le tengo echado el ojo a una cafetera, en concreto, que es la Cecotec 8000. Para mí es, sin duda, la cafetera perfecta.
Es más, esta receta está hecha con café de esa cafetera y por eso, el brownie tiene ese sabor tan rico. Probé el café en casa de una amiga, que me mostró este nuevo modelo y …, ¡menuda maravilla! Por si os interesa, os dejo, a continuación, más información del modelo Cecotec 8000, que, a lo mejor, os encandila igual que a mí.
INGREDIENTES:
225g de chocolate negro.
200g de mantequilla.
4 huevos.
130g de azúcar.
75g de harina.
1/2 taza de café.
4g de levadura.
Cacao en polvo (espolvorearemos un poco para decorar).
1º. Ponemos el horno a precalentar a 170º por arriba y por abajo. Mientras, vamos engrasando el molde que usaremos para hacer el brownie con mantequilla y harina. Yo opté por un molde rectangular. A continuación, metemos en el microondas, en el modo descongelar, la mantequilla y el chocolate, para que se vaya fundiendo.
2º. Luego batimos los huevos en un bol aparte, con el azúcar y el café durante unos dos minutos. Después echamos la harina y la levadura tamizada. Finalmente, construimos la mezcla completa con la mantequilla y el chocolate fundido. Cuando esté bien homogénea, la verteremos en el molde que hemos engrasado con anterioridad.
3º. Finalmente, lo meteremos en el horno y lo cocinaremos a 170º durante unos 25 minutos. Una vez hecho, dejaremos reposar el brownie en una rejilla y cuando se enfríe, aprovecharemos para decorar con un poco de cacao en polvo. No hace falta echar mucho, simplemente espolvorear.
El resultado es este brownie dulce y a la vez amargo, de aspecto jugoso en su interior y seco por fuera. Aunque no lo parezca, el cacao que le echamos en el último paso, le da ese toque de sequedad, que casa a la perfección con la textura tierna que encontramos dentro.
Además, cuando le das el bocado vives como tres sensaciones diferentes. Por un lado, primero te llega el sabor amargo del chocolate negro del cacao en polvo; luego degustas el dulzor del interior, de esa mezcla del chocolate, con la mantequilla, el azúcar, etc.; para luego acabar con el regustillo del café.
En definitiva, una delicia que no os podéis perder y que encima es muy fácil de preparar. Además, no requiere de ningún ingrediente extraño, solamente que sean de calidad. Os aconsejo no usar frutos secos en esta receta, como es el caso de las nueces, ya que como combinamos café con chocolate, no necesita ningún añadido más.