Voy a decirte una cosa, siempre hay un motivo para celebrar. Un cumpleaños, un resultado deportivo,... o simplemente, la suerte que tienes.
Yo me considero una persona afortunada, creo que tengo amigos que no me merezco y vivo con ellos muy buenos momentos. Siempre hay otros que no lo son tan buenos, pero no hay que ofuscarse y hay que aprender a reírse de eso.
Este fin de semana he tenido la suerte de celebrar mi cumpleaños, aunque todavía no ha sido, con mi grupo de amigos de Coslada. Con ellos estrené la receta del brownie que tan buena aceptación ha tenido.
Nos juntamos en casa de Manolo y Laura (cumple años un día después que yo) para celebrarlo y también para conocer su casa, que ya iba tocando.
No faltó buen vino, buenas tapitas y regalitos frikis para la nena. A Laura le cayó un libro para que no se deje las pestañas en el móvil cuando lee en el cercanías.
Con ellos el brownie se acompañó de helado de fresa y sinceramente, mucho mejor que con uno de vainilla. El contraste es insuperable.
Luego me meto en cada jari... Jesús, el Center del equipo de fútbol americano Camioneros de Coslada, me llevaba picando un tiempo con que no les llevaba nada. Comentar que la última vez les llevé dos litros de arroz con leche que duró cero coma, y las crinkle cookies también murieron en sus manos. Pues nada, para quitarle esa espinita, prometí algo para mi cumpleaños. Habiendo partido en Madrid tan cerca de esa fecha, era obligatorio prepararles un dulce.
Estamos hablando de señores grandes, algunos coqueteando con los 100kg de peso, pues es su arma en el campo. Que no se queden con hambre, mis niños. Para ellos tuve que hacer dos veces y media la receta, pero a falta de huevos suficientes, la modifiqué un pelín, y ha salido más jugosa que la versión original, la que llevé a la cena de cumpleaños.
Ingredientes para un molde de 20cm de lado (para dos rectangulares grandotes del Mercadona, multiplica las cantidades por 2,5):
- 165g de mantequilla
- 200g de chocolate negro para postres
- 4 huevos
- 1 cucharada de esencia de vainilla
- 90g de azúcar blanco
- 75g de azúcar moreno
- 30g de harina
- 15g de cacao puro en polvo (Yo uso de la marca Valor)
- 1 pizca de sal
- 165g de galletas Oreo troceadas, como media caja
Mezcla el chocolate con la mantequilla, troceados, en una cacerola a fuego lento, moviendo con unas varillas para que no se queme. Cuando tengas derretida la mezcla, reserva.
Por otro lado, bate los huevos con el azúcar y la esencia de vainilla hasta que doble el volumen, para eso mejor usa unas varillas eléctricas. Verás como la mezcla palidece y sube mucho.
Seguidamente, tamiza en el mismo bol la harina y el cacao en polvo y añade la pizca de sal.
Con mucho cuidado, incorpora el chocolate derretido, mezclando con una espátula para no bajar el volumen de los huevos batidos.
Ahora puedes verter la mezcla en el molde, previamente engrasado. Si quieres desmoldarlo y que quede perfecto, te recomiendo que forres el molde con papel de horno.
Trocea las galletas (puedes hacerlo con las manos, así salen trozos de cualquier tamaño y es mucho más bonito al corte) e incrústalas en la masa de forma más o menos uniforme.
Hornea durante treinta minutos a altura media, con las placas de arriba y abajo, a 180ºC. Aunque al pincharlo verás que sale el palillo limpio, tiene que quedar jugoso en el interior.
Si lo vas a desmoldar, espera a que enfríe.
Acompáñalo con salsa de chocolate caliente, helado o de compañía como esta:
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Sí, ganamos de paliza!!
Gracias a Edu (padre) por las fotos del post-partido, es lo que le da vidilla a esta entrada ^^