Dejamos atrás el fin de semana que en mi caso ha sido casero y reparador.
Javier preparando exámenes y yo poniéndome al día con tareas domésticas
y con el blog que últimamente he tenido algo abandonado.
Pudimos disfrutar uno de esos deseados desayunos tardíos, más bien
bruch, con pequeñas delicatessen que si bien no requieren demasiado
tiempo de preparación, no podemos permitirnos
por las prisas el resto de la semana.
Una empanada rellena de jamón serrano y queso provolone.
Requiere tan sólo extender la masa, rellenarla con ambos ingredientes,
cerrarla y pintarla con huevo batido de los que ya tenía preparados
para el revuelto con bacon.
Exquisita recién horneada con el queso fundido... Umm...
Con el resto de la masa preparé una tartaleta cerrada, mitad manzana y
mitad macedonia de frutas en almíbar.
En la parrilla del horno, nivel inferior, 180º y dejamos que se vaya
haciendo hasta que la masa adquiera ese dorado tan apetecible.
Mientras vamos haciendo el revuelto de huevos con bacon, cortamos
unos tomatitos cherry y preparamos el café y el colacao.
¡Bon appetit y feliz comienzo de semana!