Si hay un dulce gallego que me encante, sin duda es este. Cada vez que voy a Orense no me puedo resistir a sucumbir ante la tentación. Hace unos meses mi suegra me prestó las cañas de río con las que se preparaba tradicionalmente este dulce y me sedujo la idea de prepararlo como antaño. Y el descubrimiento ha sido terrible para la dieta, porque se preparan rápida y fácilmente y están tan buenas como si te las hubieses comido en el mismíismo Carballiño.
¿Qué necesito?
Para la masa:
300 gr de harina
100 gr de aceite de girasol
125 gr de agua tibia
1 pizca de sal
1 cdta de vino fino
ralladura de medio limón
azúcar y canela molida (para el rebozado)
aceite de girasol (para la fritura)
Para la crema pastelera:
250 ml de leche entera
40 gr de azúcar
20 gr de maicena
3 yemas de huevo
monda de limón
¿Cómo lo hago?
Colocamos la harina en un bol en forma de volcán y en el centro añadimos el aceite, el agua tibia, la ralladura de limón, la sal y el vino. Mezclamos todos los ingredientes con ayuda de una cuchara de madera hasta que se forme una bola.
Amasamos hasta conseguir una bola lisa. Colocamos la masa en bol, la tapamos con un paño y la reservamos en la nevera una hora.
Transcurrido este tiempo, estiramos la masa sobre una superficie lisa y enharinada con ayuda de un rodillo. Intentaremos darle forma de rectángulo al estirarla y así, a continuación, nos será más fácil cortar la masa en tiras de unos 2 cm de ancho.
Enrollamos las tiras de masa en tubos metálicos o en cañas (como en nuestro caso) intentando dejar un borde de molde sin cubrir al final para que luego sea más fácil desmoldarlas.
Freímos los canutillos por tandas en una sartén o freidora con abundante aceite de girasol. Le vamos dando vueltas para que se doren uniformemente con ayuda de unas pinzas y las retiramos a un plato con papel de cocina para que absorba el excedente de aceite.
Reservamos las cañitas y mientras esperamos a que enfríen, preparamos la crema pastelera siguiendo nuestra receta. Colocamos la crema pastelera en una manga con una boquilla ancha.
Retiramos los moldes de las cañitas con cuidado, veremos que se desprenden con mucha facilidad. Para mí fue fácil, sujetando la cañita con una mano mientras giraba en el sentido contrario el molde y ya se desprendían perfectamente.
Una vez desmoldadas todas las cañitas, tan solo queda rellenarlas con ayuda de la manga pastelera introduciendo la boquilla por cada lado del canutillo. Por último, en un plato mezclamos azúcar con un poco de canela y rebozamos todas las cañitas en la mezcla.
¿Qué más necesito saber?
Para los moldes, en la actualidad se utilizan tubos metálicos que podéis encontrar en casi cualquier sitio con menaje de cocina. Nosotras hemos usado cañas de río lijadas que nos ha prestado la suegra.
Se puede usar tanto aceite de girasol como de oliva para freírlas. Aunque somos fieles defensoras del aceite de oliva para casi todo y es el que se usa para casi todo en casa, esta es una de las excepciones porque encontramos que le da demasiado sabor a la masa y que el resultado es mejor con el de girasol para nuestro gusto.
Es importante no rellenar las cañitas hasta justo el momento de servirlas porque de lo contrario se reblandecerá la masa y perderá el toque crujiente característico.
Fuente de la receta de la masa, modificada: https://www.recetasderechupete.com/receta-canas-fritas-rellenas-crema-carballino/3427/