Hoy os traigo un plato maravilloso, de esos simples que con pocos ingredientes pones encima de la mesa algo realmente bueno.
A mí me encanta el bacalao en todas sus versiones, pero desalao en platos frios como la esqueixada o este plato de hoy me encanta.
El truco está en usar productos de buena calidad. Vale la pena gastarse un poquito más comprando un buen bacalao y desalarlo con paciencia y mimo. Yo a veces lo compro desalado por ellos en la tienda en el caso de no tener tiempo.
Sumando un buen bacalao, un buen aceite de oliva, una cebolla dulce y pimentón ahumado tienes esta maravilla! Hace muchos años que mi Tia Majo lo pone en la mesa en estas fiestas, y la verdad es que es un entrante fácil, rico y muy resultón.
Así que esta entrada va dedicada a ella, una de mis más fervientes seguidoras :) . Aunque a parte del plato en sí, no me digáis que las copas no son preciosas...son de la boda de mis abuelos y las guardo con mucho cariño.
Bueno...os cuento:
3 trozos de lomo de bacalao desalado
2 cebollas pequeñas dulces o de Figueres
Aceite de oliva virgen extra
Pimentón de la Vera
ELABORACIÓN
Para desalar el bacalao según mi dependienta preferida, se ha de tener en agua fría durante 3 días sin tocar el agua. Pasado este tiempo lavamos y volvemos a poner en agua durante 2 dias más, cambiando el agua 2-3 veces al día.
Cuando esté el lomo bien escurrido, cortaremos con un buen cuchillo en láminas finas a modo de carpaccio (a mi me gustan un poco gorditos para que tenga más bacalao :-) ).
Picamos la cebolla pequeñita y la dejamos en agua con un chorro de vinagre durante 1 hora. Aclaramos y escurrimos.
Vamos echando el aceite y lo ligamos con el pimentón. La cantidad de aceite variará según el espesor que queráis del aderezo. Con un tenedor vamos dando vueltas hasta que esté a nuestro gusto.
Disponemos en un plato las láminas de bacalao y por encima la picada.
Podéis prepararlo con antelación y dejarlo en la nevera, ya veréis que es muy rico.