Creo que se me ocurrió está genial idea a partir de un video que vi en Facebook de un Raw/vegan carrot cake y me gustó.
Casualmente el otro día quise hacer un bizcocho clásico de chocolate, pero lo horneé 20 minutos más de lo habitual (no me preguntéis porque, yo tampoco lo sé) y me quedó un poco seco, solo un poco (que se te hacía más bola que con el atún en lata al natural...).
Lo bueno es que es rápido de hacer y el resultado es prácticamente el mismo, por no decir que cuesta diferenciar si está horneado o no.
Sabe exactamente igual que el clásico carrot cake, grasiento, pesado y potente, pero más natural, con más nutrientes y mucho más ligero.
Ingredientes:
250 gr. de bizcocho de chocolate (o normal) desmigado (un poco menos de medio bizcocho común)
4 zanahorias grandes ralladas
2 cdas. de azúcar moreno o de caña
1/2 cdita. de canela en polvo
1/3 cdita. de jengibre en polvo
1/3 cdita. de nuez moscada
1 pizca de sal
2 cdas. de crema de queso light
Preparación:
Con una cucharada de aceite de coco o de oliva, doramos durante 3 minutos las zanahorias ralladas en una sartén con la pizca de sal.
Les añadimos el azúcar moreno para que caramelicen, damos otra vuelta 2 minutos más.
Añadimos la canela, el jengibre y la nuez moscada y damos otra vuelta 2 minutos. Lo retiramos del fuego, lo añadimos sobre el bizcocho desmenuzado y mezclamos.
Para amalgamar toda esta pasta, echamos el queso crema. Debe tener consistencia pastosa y densa, no demasiado cremosa. Si el bizcocho es muy seco podéis añadir un poco más de queso.
Verter en un molde forrado y presionar la pasta para rellenarlo, hacia la base y los lados.
Solo queda enfriarlo para que quede sólido, como mínimo 2 horas.
Podéis comerlo tal cual o cubrirlo con más queso crema mezclado con azúcar, queda delicioso!
De verdad os digo que es bestial el sabor y la textura de este bizcocho, si algún día tenéis un bizcocho viejo que no vais a comeros, ¡no lo dudéis!