Hoy os traigo una entrada en colaboración con Lacasitos. Cuando me propusieron hacer un sorteo de sus productos y me los mandaron para probarlos di saltos de alegría. Pero más aún cuando me enviaron un lote de productos para probar. Entre ellos dos sacos enoooormes de Lacasitos. Así que me puse a pensar qué podía hacer con ellos, además de comérnoslos, en casa nos chiflan.
Y me puse a recordar que no es la primera vez que los uso para mis postres:
Estas cookies de Lacasitos hacen las delicias de niños y mayores.
Calabazas de chocolate rellenas de Lacasitos, en Halloween hicieron las delicias de mis niñas.
Esta casita de jengibre que yo misma horneé hace unos años con algunos Lacasitos.
Otra casita de jengibre más, esta vez adornando el tejado con mini Lacasitos.
Este es el fantástico lote que me llegó. Estas Navidades serán más dulces gracias a Lacasa.
Y este el lote del sorteo que probamos y el que enviarán al ganador del sorteo de mi Instagram en colaboración con Lacasitos. Aquí fueron mis hijas las que más saltaron de alegría. Y ahora vamos con la entrada de hoy. La casita es de la tienda danesa Tiger. Son muy prácticas, vienen desmembradas pero eso sí, son muy frágiles porque no es pan de jengibre sino galleta y las piezas son grandes así que durante la construcción es fácil que se rompa algo. Eso sí, viene pelada, sin ningún adorno. Como “cemento” de esta construcción utilicé glasa real bien espesa para pegar las paredes y un poco menos densa para los adornos. Ya había hecho otros años galletas decoradas de Navidad con caramelo derretido. Esta vez he utilizado Isomalt pintado de rojo, que es más práctico.
Ojo con el caramelo, provoca quemaduras importantes.
Primero adorné las ventanas antes de montar la casa: Isomalt de Home Chef, glasa, Caster sugar y unos adornos o Sprinkles de acebo de Wilton de la tienda de Alma’s Cupcakes.
Luego lo que hice es pegar las paredes con glaseado bien espeso, como cemento. Después en las juntas coloqué bastones de caramelo y dejé secar toda la noche. La galleta es fina, si le añado en este punto el tejado probablemente se hunda. Para evitar una tragedia griega lo dejo reposar hasta el día siguiente. Así la hago a ratitos y no me canso tanto.
Al día siguiente monto el tejado, como veis apuntalando bien. E igualmente dejo que se seque unas horas. Los Lacasitos son de tamaño normal y pesan, yo voy sobre seguro.
Puntales en toda regla.
Una vez seco comenzamos la decoración del tejado. Y digo en plural porque aquí mi hija pequeña Martina se animó a ayudarme. Aunque no sé si me salía a cuenta. Colocaba un Lacasito y el siguiente se lo comía, y así hasta completar el tejado, jejejeje.
Aunque teníamos de todos los colores esta vez nos decantamos por los colores más navideños, rojo y verde.
Aquí la devoradora de Lacasitos pero excelente decoradora.
Un poco más de glaseado y azúcar glas.
¿No me digáis que no queda bonita?
Y cuando la noche se acerca, Papá Noel, sabedor de que todos duermen, va descargando su trineo y su saco de juguetes casa por casa. Imprescindible no encender la chimenea.
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