Este mes ha estado plagado de acontecimientos que me han tenido un poco apartada de la cocina, mi hijo pequeño hizo la comunión y decidí prepararla en casa, con todo el lío que esto conlleva... pero ya ha pasado y debo decir que el esfuerzo ha merecido la pena, y todos, en especial mi hijo Alex , nos lo hemos pasado muy bien.
También he estado unos días fuera en Estocolmo, han sido pocos días, pero suficientes para disfrutar de una ciudad preciosa, recorrer sus calles, sus monumentos, sus mercadillos... como era de suponer, mi maleta ya ha vuelto cargada de cacharros para el blog... ¡¡¡No tengo remedio!!!
Hace unos meses tuve la suerte de hacer un curso de conservas artesanas en el centro rural de cursos prácticos y actividades El espíritu del bosque, en plena sierra de Madrid y en contacto directo con la naturaleza. Debo confesar que me encantó la experiencia y aprendí distintas técnicas de conservación de alimentos, entre ellas el embotado de frutas.
Ésta técnica que nos enseñó Juan Carlos Menéndez, jefe de cocina con gran experiencia y colaborador habitual en Telemadrid y Canal Cocina, es muy sencilla, lo único hay que tomar las medidas necesarias para no tener ningún problema con alguna toxina, sobre todo para evitar el botulismo.
La toxina botulínica es producida por la bacteria Clostridium botulinum que se encuentra en zonas contaminadas sobre todo en el suelo y aguas no tratadas y pueden desarrollarse en los alimentos sometidos a procesos de elaboración incorrectos o almacenamientos inadecuados.
Ésto podemos evitarlo creando un medio ácido, ya que la bacteria botulínica necesita para su desarrollo medios poco ácidos o alcalinos, con valores de pH superiores a 4"5, esto lo conseguimos añadiendo zumo de limón a las conservas de frutas.
Ingredientes:
Las medidas son para frascos de 450 g.
Cerezas no demasiado maduras
50 g. Azúcar por cada frasco
50 ml. Aguardiente o Kirch
Agua hasta rellenar el frasco
Frascos previamente esterilizados y secos, con la tapa en perfectas condiciones
Elaboración:
Lavamos bien la fruta y escurrimos. Para la preparación del almíbar, echamos en azúcar en el fondo del frasco, yo he puesto un poco mas de lo que recomienda Juan Carlos Menéndez y añadimos un poco de agua y el aguardiente. Removemos para que se diluya un poco el azúcar.
Agregamos entonces las cerezas sin apretar para que la fruta esté suelta, añadimos unas gotas de zumo de limón y el resto del agua hasta el diámetro de embocadura, que es justo en la primera vuelta de la tapa del tarro y cerramos bien los frascos.
Ponemos agua a calentar en una cazuela y esté tibia, metemos los frascos, es mejor introducirlos con el agua ya un poco caliente, para que el agua llegue pronto a ebullición, así conseguiremos que la fruta tenga un punto crujiente y no esté demasiado blanda.
Añadimos agua suficiente para cubrir los tarros y cuando comience a hervir dejamos cocer 5 minutos. Sacamos con mucho cuidado para evitar que se rompa el vacio y dejamos enfriar. Conservamos en un ambiente seco y oscuro.