En medio de esas charlas no poden faltar los temas culinarios, sobre todo cuando estoy con mi prima, a las dos nos encanta cocinar desde pequeñas por lo que compartimos recetas, trucos y consejos. Hambre nos entra cada vez que lo hacemos. Nos gusta la cocina sencilla, fácil y económica; platos deliciosos para llevar a la mesa, sin complicadas elaboraciones, con ingredentes fáciles de encontrar y al alcance de todos. Recetas para el verano, preparadas con antelación que nos ayuden a liberarnos de pasar demasiado tiempo en la cocina, sin olvidarnos de la buena mesa, saludable y siempre pensando en lo mejor para nuestra familia. Ya veis que me rodeo de las mejores colaboradoras, je je je, "Que no te falte un perejil" es en esencia cocina familiar.
Mi prima probó estos champiñones en una reunión a la que asistió y en seguida se acordó de mí, perfecta para estar en el blog. Ya sabéis que es difícil que den los tiempos exactos y las cantidades, ella no los tenía, por lo tanto los he hecho como mejor me ha parecido. El resultado ha sido buenísimo, una exquisitez para repetir en breve.
INGREDIENTES
250 g. de champiñones
50 ml. de vinagre de vino
3 dientes de ajo
4 o 5 ramitas de perejil fresco (sólo utilizaremos las hojitas)
sal
AOVE
PREPARACIÓN
Pica muy pequeñitos los dientes de ajo y las hojas de perejil. Pon esta picada en un cuenco cubierta de aceite. Reserva.
Lamina los champiñones ( puedes comprarlos ya laminados y te ahorras este paso). Ponlos en un recipiente con el vinagre y un poco de sal al gusto. Tápalo bien e introduce en el frigorífico durante 1/2 hora. Transcurrido este tiempo pásalos a un escurridor para quitar el exceso de vinagre. Disponlos en la base de un plato y rocía con la picada de ajo, perejil y aceite que teníamos reservada. Rectifica de sal si es necesario.
Sin más sirve y disfruta.