Chiclana tiene una larga tradición de recetas de chicharrones que ha logrado llegar a una perfección absoluta, obteniendo un plato crujiente y jugoso a la vez pero como no nos encontramos allí nos conformaremos con su cultura en casa como siempre… a comer y a tapear que el mundo se va acabar:
PREPARACIÓN:
En un mortero, machacamos dos cabezas de ajos con piel, sal y bastante orégano. Reservamos.
Cortamos la pella a trozos no muy grandes, de entre cinco o seis centímetros. (Luego se reducen un poco de tamaño).
En un recipiente, ponemos un poco de orégano, otra cabeza de ajos troceados sin pelar, unas cuantas hojas de laurel y la pella ya troceada. Mezclamos y dejamos macerar el conjunto durante doce horas como mínimo, para que tengan todo el sabor. El reciepiente donde hacemos el macerado lo taparemos con film.
En un perol ponemos la mitad de cantidad de agua que tenemos de pella (unos 750cl), junto con los demás ingredientes. Ponemos a fuego bajo y vamos a dejar que poco a poco vaya soltando la grasa y se funda lentamente. Tenemos que ir moviendo con suavidad y regularmente.
Esa grasa que queda mayoritariamente encima la vamos a ir apartando con un cazo y poniendo en un recipiente aparte para que se solidifique y tener así la manteca que podrá ser blanca o “colorá” según le añadimos pimentón o no. Los trozos que van quedando en el fondo van a ser nuestros chicharrones.
Para conseguirlos, tenemos que poner el fuego bajo e ir removiendo. El agua se irá consumiendo poco a poco y vamos a ir friendo o achicharrando los trozos de carne mientras removemos en su propia grasa. Cuando veamos que ya están lo suficientemente fritos, ponemos los chicharrones en un colador grande y dejamos que suelten la grasa sobrante en otro recipiente. Que será manteca…
Una vez hemos terminado esta operación ya tenemos nuestros chicharrones artesanales… A comer!
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Fuente: El fogón de la perla Gris
Foto: DeChiclana