A ver, imaginemos la situación, estamos en la barra de un bar y a nuestro lado, dos o más amigos llaman al camarero y a continuación se produce un dialogo como este:
Queremos unas copas de vino.
¿Rioja o Ribera?.Por si no fuera lo suficientemente ilustrativo de lo que quiero contar, lo que viene a continuación completa el cuadro, cuando entre los amigos se suscita el debate.
Yo soy más de Rioja.
Pues yo prefiero Ribera.¿Quién no ha vivido o incluso protagonizado este diálogo?.
Analicemos:
De momento implica varios supuestos de base:
Que uno puede ser de una Denominación de origen como de un equipo de Fútbol y así ser hincha del Real Madrid y forofo de los Riojas.
Que no hay más opciones a la hora de pedirse un vino tinto decente (algo completamente falso, pero muy extendido entre los parroquianos de los bares de Madrid, para mi propio sonrojo y persistente irritación).
Pero sobre todo, que dos individuos cualesquiera son capaces de distinguir entre una copa de Rioja y otra de Ribera de dos botellas abiertas hace horas o incluso días (de cualquier precio y gama) en la barra de un bar mientras comen, pongamos por caso, una tapita de torreznos.Si esto fuera verdad, no sólo sería milagroso, sino que propondría que estos señores se presentasen a cualquier concurso de cata.
Yo he estado en alguna cata a ciegas de riojas y riberas realizada, precisamente, para ver si los participantes acertaban. Las estadísticas normalmente están en lo esperado, es decir, que de dos posibilidades los participantes acertaban el 50%. Lo mejor de todo es que en estas catas es muy común incluir algún vino trampa, es decir, un vino elaborado en alguna otra D.O., eso sí, con métodos similares y uva Tempranillo. Y de nuevo la estadística me da la razón. He visto hacerlo tres veces, ninguna de las tres veces ningún participante dijo algo como:
Eh, que me la estáis colando, que este es un vino de Toro.Y siempre había alguien defendiéndose con argumentos del tipo: "Pues debe ser el único vino de Zamora que sabe como un Rioja"... en fin.
Pero, ¿es posible realmente distinguirlos fácilmente por aficionados no experimentados?.
En primer lugar hay que aclarar que estoy hablando de vinos similares y no me refiero sólo al precio, sino al tipo de uva empleada, porque, por ejemplo en la D.O.C. Rioja se pueden utilizar uvas que no se permiten en la D.O. Ribera o que se pueden hacer en proporciones diferentes, por ejemplo, en Rioja hay vinos 100% Garnacha y en Ribera esta uva no puede superar un porcentaje del 5 %, es decir, que como quiera que la variedad de uva si es sencilla de distinguir, si voy a una cata comparada y aprecio una Garnacha, sabré que es Rioja.
Así que, centrando el problema, reformulo la pregunta:
¿Es posible distinguir entre un Rioja y un Ribera elaborados principalmente con Tempranillo?.
Y ahora, es cuando tradicionalmente se dice que los vinos de la Ribera tienen más capa y ya podemos empezar a distinguirlos, sobre todo en una cata comparada, en la fase visual.
También se habla de la mayor elegancia de los riojas y la mayor "potencia" de los riberas.
Vale, esto es muy posible que fuera así para la generalidad hace unos cuantos años, pero la situación actualmente ha cambiado y ahora son vinos (salvando las grandes referencias) muy similares. Hay riberas que parecen riojas y viceversa.
Tengamos clara una cosa, si los vinos se elaboran con la misma uva y con los mismos métodos (heredados de la tradición bordelesa pero implantados hace muchísimo más tiempo en Rioja), las mayores diferencias se relacionarán con aspectos como el suelo, el clima, la vendimia, etc... y aquí la cosa se complica, pero no sólo entre ambas denominaciones, sino entre viñedos de la misma denominación y diferentes suelos, microclimas y bodegas.
Por no aburrir y simplemente plasmar mi idea concluyo con mi hipótesis:
"A día de hoy, para un aficionado normal, es prácticamente imposible distinguir entre riojas y riberas elaborados a partir de Tempranillo".