Durante el invierno la lluvia y los cielos encapotados eran su mejor compañía
Durante el buen tiempo, las abejas y las mariposas eran sus compañeras de viaje. Los grillos y cigarras su banda sonora favorita
Cuando decidía quedarse en algún pueblo no lo hacía por grandes motivos
Un perro echado al sol, unos niños jugando en una diminuta plaza, dos abuelos sentados a la fresca, una charca plagada de renacuajos
Buenos días, ¿conoce algún sitio donde pueda quedarme un tiempo? Sé ocuparme de los animales, soy buena cocinera. Sé podar y llevar un tractor
Una mano a modo de visera en los ojos, un segundo de desconfianza: En el granero hay un altillo. Cuando viene mi nieta es su lugar preferido. Últimamente no viene mucho...
Esta vez, lo que la hace quedarse son unos árboles frutales en un lateral de la casa, y predominando sobre todos ellos un cerezo cuajado de flores
Trabaja duro durante toda la jornada con esos dos ancianos
Al alba, ordeñar las vacas y llevarlas a pastar. Desgranar unas mazorcas de maíz para dar de comer a las gallinas. Limpiar el gallinero y la pocilga
Y mil tareas diarias que pasan desapercibidas solamente si no las haces
No se queja, nunca lo ha hecho. Ha decidido vivir así
A las seis de la tarde, una tumbona oxidada frente del cerezo. En las manos un libro
Cada pocos minutos alza la vista de su lectura y sonríe al tener aquel árbol delante de ella
Cualquier que la observara no sabría decir si la sonrisa es por la lectura o es por el cerezo
Este pueblo no debe ser tan malo si tiene un cerezo como tú...
El viejo perro de la casa, medio sordo hace un movimiento con sus orejas al creer oír unas palabras, ni siquiera levanta la cabeza, la cosa no irá con él
Ella ha conocido muchos pueblos como aquel, pero siempre hay algo que los distingue, que los hace diferentes
Ese cerezo cuajado de flores es su motivo esta vez
Quiere saber si el árbol cumplirá su promesa y esas flores se convertirán en el fruto que todos esperan
Las tardes se le pasan leyendo y haciendo lo que parecen ser pequeñas manualidades
Nos tendríamos que acercar mucho para saber qué
Tal como viene se va, tal como el cerezo se cuaja de cerezas, ella se va
En aquella granja solo será un recuerdo
A los pocos días descubrirán una cuchara de madera que nunca habían visto antes en la cocina
Una piedra pintada con diminutos puntos de colores encima del aparador, un recuerdo vago del paso de aquella joven
No recordarían ni su nombre, ni hacia dónde iba, ni su edad, ni cómo había llegado hasta allí
Cada año, al ver el cerezo en flor, pensarán en una mujer ligera de equipaje que se sentaba cada tarde frente a aquel árbol como si fuera la cosa más hermosa que jamás hubiera visto
PD Cuento inspirado por Laura León Álvarez
INGREDIENTES
1 conejo
500 g de patatas
4 dientes de ajos
1 hoja de laurel
100 ml de vino blanco
200 ml de caldo carne o 200 ml de agua + pastilla de carne
Perejil
Tomillo
1 cucharada de harina
100 ml de aceite
Sal
ELABORACIÓN
Trocear el conejo
Reservar el hígado
Picar los ajos pequeños
Cortar las patatas en dados
Salar el conejo
En una fuente poner el conejo y los dientes de ajos
Dejar macerar 30 minutos
Poner el aceite en la cubeta
Menú Cocina
Cuando el aceite esté caliente dorar el conejo
Añadir el perejil, el laurel y la harina desleída en el vino
Dejar evaporar el alcohol
Añadir el caldo caliente
Añadir el tomillo
Cancelar menú anterior
Cerrar tapa + válvula
Menú carne 15 minutos
Despresurizar manualmente
Añadir las patatas
Majar el hígado que teníamos reservado con un poco de sal
Añadir al guiso
Remover
Menú Cocina 8 minutos
Despresurizar manualmente
Receta adaptada del libro Un viaje por la cocina aragonesa pág.110
Consejos de La Farsa
*Las patatas las he hecho previamente en la Cecofry durante 10 minutos. Si no tenéis esa opción, en el momento de añadir las patatas será Menú Cocina 10 minutos, con eso bastará para que se haga todo el conjunto