Ingredientes
-1 costillar mediano
-100 ml de agua
-1 cucharadita de café de sal
-2 cucharaditas de café de cominos
-media cucharadita de café de tomillo
-media cucharadita de pimentón dulce y media cucharadita de pimentón picante
-50 ml de vino blanco
-Aceite de oliva virgen extra
-6 patatas pequeñas o 4 patatas medianas
-3 cucharadas soperas de miel
-Romero para espolvorear la carne y las patatas
Preparamos un majado con el agua, el vino, la sal, los cominos, el tomillo y los dos tipos de pimentones y lo introducimos en una bolsa de congelar junto a las costillas. Mezclamos bien y dejamos reposar varias horas en la nevera para que se marine la carne.
Precalentamos el horno a 250º.
Volcamos el contenido de la bolsa en una fuente de hornear, sazonamos y pincelamos con un poquito de aceite de oliva.
Mantenemos el fuego alto y sellamos la carne por ambos lados (aproximadamente 10 minutos por cada lado).
Mientras, lavamos las patatas y las envolvemos completamente en papel de aluminio. Las colocamos en una bandeja apta para el horno y las asamos junto a la carne para aprovechar el calor.
Cuando esté sellado el costillar bajamos la temperatura del horno a 200º y dejamos que se ase bien (mi costillar tardó aproximadamente 1 hora), dándole la vuelta a mitad de cocción.
Una vez que esté la carne bien hecha, sacamos la bandeja del horno y pincelamos toda la superficie de las costillas con miel. Así mismo, desenvolvemos las patatas y las cortamos transversalmente, las sazonamos, las pincelamos con un poquito de miel y espolvoreamos todo con romero picadito.
Metemos nuevamente en el horno en posición para gratinar y lo dejamos hasta que veamos que la miel se ha caramelizado.
Servimos las costillas a la miel acompañadas por nuestras patatas asadas. Ya sólo queda disfrutar y porqué no chuparse los dedos.
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