Os lo prometí hace mucho tiempo. Estas son las tortitas que suelo hacer en casa algunos fines de semana cuando los niños me piden un desayuno especial, como os conté en la entrada de las Tortitas americanas o pancakes. Las tenía en pendientes desde hacía mucho tiempo, porque es una receta que hago a menudo y no me había acordado de darle salida, hasta que hace unos días mi amiga Pili me dijo que la estaba buscando en el blog y no la encontraba, ups.
Suelo hacerlas evidentemente cuando tengo más tiempo, porque aunque son sencillísimas de hacer, son entretenidas ya que hay que hacerlas de una en una.
Aquí la tenemos todos para que no se nos olvide ;]
Ponemos en el vaso de la batidora 100g de harina, 250 ml de leche, un huevo, una cucharada de aceite de girasol, una cucharadita de azúcar y un pellizco de sal. Batimos bien.
En una sartén antiadherente caliente, ponemos un poquito de mantequilla y cuando se derrita vertemos un chorro de nuestra masa líquida, como tres cucharadas, e inmediatamente levantamos la sartén y la movemos en círculos exagerados, despacio, para extenderlo por toda la sartén, de forma que nos quede como una tortilla finita.
Volvemos a poner al fuego y cuando vemos que la crêpe comienza a tomar color por los filos y empieza a desprenderse, le damos la vuelta con una espátula larga [la mía es de Ikea, concretamente es la de la derecha que podéis ver aquí]
Se pueden comer tal cual, o espolvoreadas con azúcar glas y canela, rellenas de la mermelada que más os guste, o con salsa de chocolate, o como veis en las fotos con las dos cosas. ¿Cómo las preferís vosotros? ¿Desayunais diferente los fines de semana?