Desde que comenzamos nuestra aventura en la cocina, siempre me había propuesto realizar croquetas caseras. Desde muy pequeño, mi madre nos las preparaba en casa, y desde entonces cada vez que pienso en croquetas, me vienen a la cabeza aquel sabor tan característico (aún a día de hoy, mi madre y mi suegra suelen hacerlas y nos dan algún táper para que las podamos disfrutar también en casa). Sin embargo, nunca daba el paso adelante para ponerme manos a la obra.
Realmente, la realización de este tipo de platos supone estar el tiempo necesario en la cocina, no hacerlo con prisas y teniendo paciencia para que todo se prepare a fuego lento, si no, todo puede acabar en desastre. A parte, preparar una bechamel casera sin tener ningún tipo de problema no es fácil, ya que muchas veces puede suceder que se nos queme, que salgan grumos... Así que entre unas cosas y otras, no nos atrevíamos. Hasta que descubrí esta receta!
Fue verla y pensar: este mismo sábado las preparo. Y dicho y hecho. Nos lanzamos a la aventura: preparamos la bechamel sin ningún tipo de complicación, añadimos los ingredientes, dejamos la masa reposar... y el plato quedó increíble. Sabrosas, muy cremosas y crujientes, con la mezcla de los quesos y los trozos grandes del jamón. Quedamos muy contentos con el resultado, y a consecuencia de ello, las hemos vuelto a preparar mas veces, siempre con el mismo resultado.
Poco mas me queda por contaros de este plato. Con el, lo que intentamos es recuperar un poco la tradición de la cocina casera, añadiendo algún "punto" diferente, como puede ser el caso de los tres quesos, y el resultado, como comprobareis cuando os pongáis manos a la obra, seguro que no os defraudará. Ahora todos con los delantales puestos y a cocinar!
Ingredientes (2 personas):
1/2 cebolla
1 diente de ajo
1 cucharada y 1/2 de harina
1 vaso y 1/2 de leche templada
125 gr de jamón serrano en taquitos
2 puñados de queso rallado tres quesos
Nuez moscada
1 huevo
Pan rallado
Aceite
Preparación:
Picaremos muy finamente tanto la cebolla como el diente de ajo y lo llevaremos a una sarten con un chorro de aceite, y a fuego bajo, lo pocharemos lentamente hasta que esté transparente la cebolla.
Echaremos los tacos de jamón y removeremos para que se doren.
Cuando el jamón este listo, verteremos la cucharada y media de harina, y removeremos durante unos momentos hasta que adquiera un tono dorado. Esto nos servirá para que la masa no nos sepa después a crudo.
Cuando la harina esté, verteremos la leche templada (si es necesario, la calentaremos un poco en el microondas) poco a poco y sin dejar de remover.
Removeremos constantemente con una pala de madera o varillas para que no se nos pegue. Lo mantendremos hasta que comprobemos que la masa adquiere consistencia, pero sin dejar que endurezca demasiado. Tener en cuenta que cuando se enfríe, quedará aun mas duro, y lo que queremos es que nos quede una masa compacta pero a la vez suave.
Apartaremos del fuego, y pasados unos minutos, verteremos los puñados de queso y removemos para que se mezcle todo bien.
Pondremos la masa en un cuenco tapándolo con papel transparente. Haremos que el papel toque la superficie de la masa para que no se forme costra, y llevaremos a la nevera para que se enfríe. Lo mantendremos un par de horas como mínimo.
Sacaremos de la nevera y cogiendo la cantidad que prefiramos (yo os recomiendo que no las hagáis demasiado pequeñas) haremos la forma con las manos de las croquetas.
Las pasaremos por pan rallado, después por huevo batido y finalmente otra vez por pan rallado. Este tipo de croquetas, os dejará la impresión de que os han quedado muy blandas y tiernas, y pensareis que se desharán al freírlas, pero no os preocupéis, ya que este es su punto perfecto.
Las freiremos en una freidora o sarten con abundante aceite hasta que estén doradas. Sacamos y escurrimos un poco en papel de cocina antes de servir.
Probarlas. Es lo único que me queda por contaros de esta receta, ya que solo así, descubriréis el motivo por el cual son las croquetas que mas gustan en mi casa.
Un saludo a tod@s y buen provecho!