¡Sí, es verdad! Quien dice crujientes de calabacín, dice calabacín frito, pero tenía que llamar vuestra atención ¿no? Sé que no descubro nada con esta receta, pero es una forma fantástica de disfrutar el calabacín y no podía faltar en mi recetario. La verdad es que yo suelo comer el calabacín al vapor o lo incluyo como ingrediente en infinidad de platos, pero a veces (sobretodo los fines de semana) apetece hacer algo diferente y esta es una opción ideal. Los podéis usar como acompañamiento de pescados y carnes o como aperitivo.
(Raciones para 2 personas)
INGREDIENTES
-Un calabacín mediano
- Harina
- Un huevo
- Sal
- Aceite de oliva o de girasol para freír
PREPARACIÓN
¿Manos limpias? ¡Empezamos!
1. Lavamos el calabacín y lo cortamos en rodajas finitas. Si queréis lo podéis pelar; eso va a gustos. Reservamos.
2. Cascamos el huevo en un bol, añadimos una piza de sal y batimos. (En esta receta puede usarse huevo o no. Yo lo utilizo porque me gusta más la textura final, pero si quieres puedes saltarte este paso y rebozarlo en harina directamente).
3. Pasamos las rodajas de calabacín por el huevo y posteriormente las enharinamos.
4. Ponemos una sartén en el fuego y añadimos un dedo de aceite.
5. Cuando el aceite esté bien caliente vamos friendo los calabacines hasta que estén tostaditos. Conforme los vayamos sacando del fuego los pasamos a una fuente con papel de cocina para retirar el exceso de aceite.
6. Una vez estén todos hechos. ¡Listos para servir! ¡Buen provecho!