Al margen de los vocablos referentes al aspecto visual del vino, a su olfato y al gusto, existen otros muchos que pueden darnos una visión global del mismo.
Así pues, por su belleza un vino puede ser personal, brioso, elegante, distinguido, esculpido, con clase, noble, con raza, orgulloso, altivo, arisco, áspero, repelente, brutal, caprichoso, salvaje, etc.
Jerárquicamente, un vino puede ser: grande, altivo, etc.; y en el polo opuesto: común, rústico, pobre, ordinario, etc.
Físicamente, podemos decir que es: corpulento, musculoso, viril, brioso, femenino, tierno, pequeño, delgado, vacío, raquítico, esquelético, etc. Referente a su edad puede ser: nuevo, joven, maduro, viejo, pasado, cansado, decaído, gastado, etc.
Por sus virtudes morales también puede ser: leal, franco, auténtico, puro, comercial. Y, por su fuerza, atenderá por vigoroso, potente, agresivo, con carácter, débil, corto o endeble, entre otros.
Claves para el aficionado no avezado. Expresiones del neófito
¡Sabe a coñac!
Para muchos consumidores ésta es la expresión que define un gran vino, un vino viejo, de alcurnia.
El gusto que recuerda levemente al brandy se debe a los aldehídos surgidos de la oxidación de los alcoholes durante una prolongada crianza en madera.
¡Este vino está picado!
Esta expresión es propia del neófito que confunde el "picado" con los restos de carbónico que puedan aparecer en el vino.
El gusto a picado es producto de una elevada acidez volátil causada por una bacteria que los técnicos denominan acetobácter (el camino más seguro para que el vino se transforme en vinagre). Este defecto se da, fundamentalmente, en botellas con un corcho deficiente, así como en aquellos vinos que se hayan embotellado con una acidez volátil muy alta. También en botellas que se hayan dejado abiertas sin consumir totalmente.
¡Este vino me gusta!
Si pudiéramos ralentizar las sensaciones del vino, diríamos que nos gusta en la medida en que notamos sensaciones amargas, ácidas y dulces a la vez; una buena sensación aromática y, en boca, una textura delicada y agradable... En definitiva, el equilibrio.
El vino es el conjunto de sabores elementales que crean en la boca una sensación placentera. Si la balanza se desequilibra o tiene poca acidez, lo describimos como tierno, como seudodulzón; si tiene poco grado, decimos que está aguado; si le falta tanino, que no es elegante, que le falta virilidad y cuerpo; si le sobra acidez, diremos que es anguloso.
Ni fu ni fa
Es un calificativo despectivo si se aplica a un vino joven, con poco cuerpo y una personalidad indeterminada.
Huele a corcho
El corcho es la única pieza de la manufactura vinatera que no se puede controlar una a una.
No pocas veces se ha confundido el olor a corcho con el olor a moho de algunos vinos criados en barricas viejas que se conservan en bodegas excesivamente húmedas. De cualquier modo el componente es el mismo: el tricloroanisol.