Volvemos a la normalidad en las publicaciones tras las fiestas Navideñas. Aunque no lo creáis en Navidad entro menos a la cocina que en el resto del año, y es que a veces apetece desconectar y comer fuera, aunque nuestros estómagos pasen fatiga con tanta comilona. Y para volver a la rutina empezamos con un plato fácil y muy rico, y mucho más ligero que los que hemos comido en estas fiestas.
La única dificultad que tiene este plato es preparar el queso burrata de forma casera. La burrata junto con la mozzarella es el queso fresco más famoso de Italia. Resulta más difícil de encontrar que la mozzarella y también es más caro. Por lo que he decidido prepararlo en casa partiendo de la mozzarella para que podáis acceder a él de forma fácil.
PREPARACIÓN:
Dos tomates Raf
Una lata de anchoas de buena calidad
Brotes de alfalfa
Aceite de oliva virgen extra de buena calidad
Sal rosa del Himalaya (en envase de molinillo)
Pimienta recién molida
Para la burrata:
2 bolas de mozzarella fresca
100 ml. de nata (crema de leche)
Sal de Himalaya
PREPARACIÓN:
La burrata es un queso que se caracteriza por una envoltorio de queso con textura maleable y resistente y con un interior más cremoso. Por lo que la receta consiste en la realización dos pasos.
Lo primero que haremos será el relleno, para ello trituramos un la bola de mozzarella, junto con la nata (crema de leche) y sal de Himalaya. Reservamos el interior en un bol bien tapado mientras preparamos el exterior. En muchas versiones que he visto por Internet también se le añade un poco de queso ricotta, así que también podéis añadirlo, procurando que quede siempre un relleno cremoso.
Para preparar la cobertura del queso usaremos otra bola de mozzarella fresca (el líquido del envase lo guardaremos para conservar posteriormente el queso). Hay dos formas de hacerlo, la primera es calentar el queso en el microondas durante unos 30 segundos. Después ir despegando del plato donde está y hacer una bola con él, veréis que se ha convertido en maleable, como si de una bola de chicle se tratara. Estiráis sobre la encimera con la ayuda de un rodillo y luego ponéis sobre un bol la masa extendida. Rellenamos con el relleno y podéis atarlo en forma de saquito con hilo de cocina. Conservaréis dentro del líquido que traía la mozzarella hasta la hora de usarlo. En mi caso no lo cerré con el hilo puesto que lo usé inmediatamente. Por lo que cerré el saquito sin cerrarlo completamente. Mientras preparé el resto de ensalada lo llevé al frigorífico.
La otra opción para prepararlo es calentar un bol con agua caliente, a unos 80º grados aproximadamente y preparar otro bol con agua muy fría. En el agua caliente ponemos la mozzarella y con los dedos vamos "jugando" con el queso hasta convertirlo en una masa maleable, que podamos extenderla bien. Tardará unos minutos, por lo que iremos soltándola y metiendo nuestras manos en el agua fría para evitar quemarnos. Una vez que haya conseguido la textura que queremos sacaremos del agua, secaremos y extenderemos con el rodillo y actuaremos de la misma forma que la opción anterior.
Preparamos la ensalada. Lavamos bien los tomates y cortamos en rodajas bien finitas, con mandolina o con cuchillo afilado. Disponemos sobre el plato o fuente de servicio. Salpimentamos. Cortamos el queso con un cuchillo afilado en ocho porciones. Disponemos sobre el tomate de forma bonita. Abrimos la lata de anchoas y las vamos poniendo sobre las porciones de queso. Decoramos con brotes de alfalfa y servimos.
Podéis ver otra receta también con tomates raf en este enlace o si lo que queréis es ver una receta con anchoas podéis ver esta pizza que os enseñaba hace tiempo.
Espero que la vuelta a la rutina y al trabajo os vaya muy bien.