Después de tantos excesos navideños, sobre todo de dulces, apetece un postre ligero para tomarlo sin remordimientos: una espuma (dos en realidad) de yogur y grosellas que además de ligero queda muy chulo en unas bonitas copas.
Estas espumas que no llevan gelatina ni nata (crema de leche) que les aporte demasiada consistencia, es mejor consumirlas el mismo día porque el suero que llevan los yogures se separa muy rápido y ya no es lo mismo, así que hay que hacerlo un par de horas antes de la comida o de la cena para que esté fresquito, pero no esperar mucho más.
Yo lo he hecho con grosellas, pero lo puedes hacer con moras, arándanos, frambuesas o lo que más te guste.
Ingredientes:
- 4 yogures desnatados azucarados
- 175 gr. de grosellas
- 2 cucharadas de azúcar
- 2 claras de huevo
Elaboración:
1. En un cacito pequeño ponemos las grosellas (reserva algunas para decorar las copas) con las cucharadas de azúcar y a fuego lento dejamos que se hagan durante unos minutos, entre 5 y 10, para que vayan soltando todo el jugo.
2. Las trituramos con la batidora y luego lo colamos para quitar las pieles y semillas.
3. Montamos a punto de nieve las claras de huevo con una pizca de azúcar y mezclamos la mitad con 2 yogures.
4. Los otros dos yogures los mezclamos con el coulis de grosellas, y luego con la otra mitad de las claras montadas.
Por último montamos las copas. En la parte de abajo colocamos la mezcla con grosellas y arriba la de yogur. Y las metemos en la nevera hasta la hora de servirlas.